Los moriscos, parte II: Los moriscos en la literatura

#LaOtredad #MovimientoYMigración

Sean Gullickson

Introducción:

* OJO – si todavía no lo has hecho, recomendamos que leas por lo menos la introducción del módulo sobre los moriscos en la historia antes de seguir. Sin este contexto, resultarán difíciles las selecciones cervantinas de este módulo.

Retrato de Miguel de Cervantes Saavedra
Retrato de Miguel de Cervantes Saavedra

Además de ser uno de los más famosos escritores españoles, Cervantes también es de los más enigmáticos. Le gusta mucho jugar con el lector, sobre todo por el uso de varias diferentes capas narrativas. Gran parte de su obra más famosa, Don Quixote, es comunicado al lector por un narrador que, por su parte, ha encontrado un manuscrito árabe en Toledo. Como no sabe árabe, contrata a un estudiante para traducírselo. En este documento traducido, conocemos al narrador árabe, Cide Hamete Benengeli, quien resulta ser un narrador no del todo confiable, en parte por ideas xenofóbicas del narrador original en cuanto a la posibilidad de confiar en gente árabe. Luego, en la segunda parte del Quixote, los personajes centrales han leído la primera parte y entonces se dan cuenta de que este misterioso Cide Hamete está, por algún método desconocido, observando y narrando su historia.

Si un ejemplo no basta, en una de las selecciones que vemos abajo, “El coloquio de los perros,” el narrador es un hombre sifilítico que relata una conversación que escuchó mientras sufría una fiebre alta entre dos perros hablando entre sí en el callejón al lado del hospital.

Con todos estos juegos narrativos, es difícil para el lector saber cuándo Cervantes expresa sus ideas propias versus cuándo juega con el lector.

En este módulo, les presento los tres momentos más famosos en los que Cervantes comenta los moriscos y su expulsión en su producción literario, con selecciones de Don Quixote, Los trabajos de Persiles y Sigismunda y “El coloquio de los perros.”

La literatura es un acto comunicativo. Cada obra literaria quiere comunicar algo. Mientras lees las selecciones a continuación, piensa en qué podría ser el mensaje que quiere comunicar Cervantes con respecto a la situación morisca. ¿Debemos entender estas conversaciones literalmente? ¿O hay algo más que pasa aquí?

Textos primarios:

Selección de Don Quixote, Parte II, capítulo LIV (1615)

En la selección que sigue, Ricote, hombre morisco, habla con Sancho Panzo, escudero de don Quixote, sobre la expulsión desde su perspectiva personal:

Ricote, sin tropezar nada en su lengua morisca, en la pura castellana le dijo las siguientes razones:

Sancho y Ricote
Sancho y Ricote

-Bien sabes ¡oh Sancho Panza, vecino y amigo mío! como el pregón y bando que su Majestad mandó publicar contra los de mi nación puso terror y espanto en todos nosotros; a lo menos, en mí lo puso de suerte, que me parece que antes del tiempo que se nos concedía para que hiciésemos ausencia de España, ya tenía el rigor de la pena ejecutado en mi persona y en la de mis hijos. Ordené, pues, a mi parecer, como prudente (bien así como el que sabe que para tal tiempo le han de quitar la casa donde vive y se provee de otra donde mudarse), ordené, digo, de salir yo solo, sin mi familia, de mi pueblo, y ir a buscar donde llevarla con comodidad y sin la priesa con que los demás salieron; porque bien vi, y vieron todos nuestros ancianos, que aquellos pregones no eran sólo amenazas, como algunos decían, sino verdaderas leyes, que se habían de poner en ejecución a su determinado tiempo; y forzábame a creer esta verdad saber yo los ruines y disparatados intentos que los nuestros tenían, y tales, que me parece que fue inspiración divina la que movió a su Majestad a poner en efecto tan gallarda resolución, no porque todos fuésemos culpados, que algunos había cristianos firmes y verdaderos; pero eran tan pocos, que no se podían oponer a los que no lo eran, y no era bien criar la sierpe en el seno, teniendo los enemigos dentro de casa. Finalmente, con justa razón fuimos castigados con la pena del destierro, blanda y suave, al parecer de algunos; pero al nuestro, la más terrible que se nos podía dar. Doquiera que estamos lloramos por España; que, en fin, nacimos en ella y es nuestra patria natural; en ninguna parte hallamos el acogimiento que nuestra desventura desea; y en Berbería, y en todas las partes de África donde esperábamos ser recebidos, acogidos y regalados, allí es donde más nos ofenden y maltratan. No hemos conocido el bien hasta que le hemos perdido; y es el deseo tan grande que casi todos tenemos de volver a España, que los más de aquellos (y son muchos) que saben la lengua como yo, se vuelven a ella, y dejan allá sus mujeres y sus hijos desamparados: tanto es el amor que la tienen; y agora conozco y experimento lo que suele decirse: que es dulce el amor de la patria.

Selección de Los trabajos de Persiles y Sigismunda, libro III, capítulo once (1617, póstumo)

Nuestros protagonistas se encuentran en un pueblo costero, donde hay peligro inminente de incursiones de piratas musulmanas. Están al punto de entrar en la iglesia para protegerse cuando echa el siguiente monólogo el jadraque Jarife, personaje que se describe como “moro sólo en el nombre, y en las obras cristiano”:

-¡Ay -dijo a esta sazón el jadraque-, si han de ver mis ojos, antes que se cierren, libre esta tierra destas espinas y malezas que la oprimen! ¡Ay, cuándo llegará el tiempo que tiene profetizado un abuelo mío, famoso en el astrología, donde se verá España de todas partes entera y maciza en la religión cristiana, que ella sola es el rincón del mundo donde está recogida y venerada la verdadera verdad de Cristo! Morisco soy, señores, y ojalá que negarlo pudiera, pero no por esto dejo de ser cristiano; que las divinas gracias las da Dios a quien Él es servido, el cual tiene por costumbre, como vosotros mejor sabéis, de hacer salir su sol sobre los buenos y los malos, y llover sobre los justos y los injustos. Digo, pues, que este mi abuelo dejó dicho que, cerca de estos tiempos, reinaría en España un rey de la casa de Austria, en cuyo ánimo cabría la dificultosa resolución de desterrar los moriscos de ella, bien así como el que arroja de su seno la serpiente que le está royendo las entrañas, o bien así como quien aparta la neguilla del trigo, o escarda o arranca la mala yerba de los sembrados. Ven ya, ¡oh venturoso mozo y rey prudente!, y pon en ejecución el gallardo decreto de este destierro, sin que se te oponga el temor que ha de quedar esta tierra desierta y sin gente, y el de que no será bien la que en efeto está en ella bautizada; que, aunque éstos sean temores de consideración, el efeto de tan grande obra los hará vanos, mostrando la esperiencia dentro de poco tiempo, que, con los nuevos cristianos viejos que esta tierra se poblare, se volverá a fertilizar y a poner en mucho mejor punto que agora tiene. Tendrán sus señores, si no tantos y tan humildes vasallos, serán los que tuvieren católicos, con cuyo amparo estarán estos caminos seguros, y la paz podrá llevar en las manos las riquezas, sin que los salteadores se las lleven.

Batalla de un navío de línea francés y dos galeras de la costa berebere ( Théodore Gudin, 1858)
Batalla de un navío de línea francés y dos galeras de la costa berebere ( Théodore Gudin, 1858)

Selección de “El coloquio de los perros” (1613)

En esta parte de la conversación entre dos perros, Cipión y Berganza, el primero acaba de contar que pasó tiempo en una huerta con un morisco (aunque fue escrito después de la expulsión de los moriscos, los viajes de Cipión tienen lugar antes). Berganza reacciona con lo que ahora serán unos argumentos familiares en contra de esta población. Y no se olviden de que además de ser conversación entre perros, el narrador que nos la relata estaba en el hospital con fiebre sifilítica cuando la oyó:

El coloquio de los perros (Antonio de Sancha, 1783)
El coloquio de los perros (Antonio de Sancha, 1783)

BERGANZA: ¡Oh cuántas y cuáles cosas te pudiera decir, Cipión amigo, desta morisca canalla, si no temiera no poderlas dar fin en dos semanas! Y si las hubiera de particularizar, no acabara en dos meses; mas, en efeto, habré de decir algo; y así, oye en general lo que yo vi y noté en particular desta buena gente.

Por maravilla se hallará entre tantos uno que crea derechamente en la sagrada ley cristiana; todo su intento es acuñar y guardar dinero acuñado, y para conseguirle trabajan y no comen; en entrando el real en su poder, como no sea sencillo, le condenan a cárcel perpetua y a escuridad eterna; de modo que, ganando siempre y gastando nunca, llegan y amontonan la mayor cantidad de dinero que hay en España. Ellos son su hucha, su polilla, sus picazas y sus comadrejas; todo lo llegan, todo lo esconden y todo lo tragan. Considérese que ellos son muchos y que cada día ganan y esconden, poco o mucho, y que una calentura lenta acaba la vida como la de un tabardillo; y, como van creciendo, se van aumentando los escondedores, que crecen y han de crecer en infinito, como la experiencia lo muestra. Entre ellos no hay castidad, ni entran en religión ellos ni ellas: todos se casan, todos multiplican, porque el vivir sobriamente aumenta las causas de la generación. No los consume la guerra, ni ejercicio que demasiadamente los trabaje; róbannos a pie quedo, y con los frutos de nuestras heredades, que nos revenden, se hacen ricos. No tienen criados, porque todos lo son de sí mismos; no gastan con sus hijos en los estudios, porque su ciencia no es otra que la del robarnos. De los doce hijos de Jacob que he oído decir que entraron en Egipto, cuando los sacó Moisés de aquel cautiverio, salieron seiscientos mil varones, sin niños y mujeres. De aquí se podrá inferir lo que multiplicarán las déstos, que, sin comparación, son en mayor número.

CIPIÓN: Buscado se ha remedio para todos los daños que has apuntado y bosquejado en sombra: que bien sé que son más y mayores los que callas que los que cuentas, y hasta ahora no se ha dado con el que conviene; pero celadores prudentísimos tiene nuestra república que, considerando que España cría y tiene en su seno tantas víboras como moriscos, ayudados de Dios, hallarán a tanto daño cierta, presta y segura salida

Preguntas de comprensión:

  1. Por lo general, lo que vemos en estas secciones son argumentos en contra de la población morisca. Apunta todos los distintos argumentos que ves en las tres selecciones.
  2. ¿Se ve algo más que argumentos en contra en estos ejemplos? ¿Qué aprendemos sobre quiénes son los moriscos, sobre sus dificultades?

Preguntas de análisis y reflexión:

  1. En cada uno de estos ejemplos, vemos principalmente argumentos en contra de los moriscos. Pero, ¿quiénes nos dicen estos argumentos? ¿Qué importancia tiene? Pensando tanto en las palabras literales como en los emisores del mensaje, ¿qué opina el autor, Cervantes, de los moriscos y la expulsión? Apoya tu respuesta con evidencia concreta.
  2. Piensa en lo que has aprendido en tus clases – sean de inglés, español u otro tema – sobre la sátira y la parodia. ¿Ves elementos de estas técnicas literarias en las selecciones de Cervantes? ¿Cómo? Piensa en otro ejemplo que conozcas de sátira/parodia para comparar y contrastar con los de este módulo.

Temas para elaborar:

  1. Busca más información en internet sobre Cervantes, sus obras literarias, su participación en la Batalla de Lepanto y su tiempo como cautivo en Argel. Después de investigar, ¿cambia tus respuestas arriba? ¿O las fortalece? ¿Por qué?
  2. Piensa en lo que has aprendido en este módulo junto con lo que viste en el de la historia de los moriscos (con las Capitulaciones de Granada y la fatwā). ¿Cómo se complementan la historia y la literatura con respecto al tema de los moriscos? Es decir, ¿cómo funcionan juntos para reflejar mejor el tema?
La Batalla de Lepanto (anónimo, circa 1600-1615)
La Batalla de Lepanto (anónimo, circa 1600-1615)
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Palabras propias Copyright © por Andrés Rabinovich; Ginett Pineda; Lina Muñoz; Mirla González; Óscar Cardoner Sebio; y Sean Gullickson se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional, excepto cuando se especifiquen otros términos.

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