La ciudad en la historia de América Latina

#LoIndígena #Sistemas(In)Justos #LaOtredad

Ginett Pineda

Plaza Principal, c. 1828. Una de las imágenes más conocidas de la ciudad de Aguascalientes, México en el siglo XIX. Litografía de Carl Nebel.

Plaza Principal, c. 1828. Una de las imágenes más conocidas de la ciudad de Aguascalientes, México en el siglo XIX. Litografía de Carl Nebel.

Introducción:

Esta unidad se dedica a estudiar el papel de la urbanización del Nuevo Mundo dentro del proceso histórico latinoamericano. El comienzo y la creación de las ciudades nos muestran los procesos sociales y culturales necesarios para entender la estrecha unión entre la historia europea y la historia latinoamericana. Principalmente veremos que las urbes fueron centros físicos en donde convivieron los distintos grupos sociales que formaban la antigua sociedad colonial. Las continuas interrelaciones entre los distintos habitantes de las ciudades crearon un mestizaje racial y cultural que dejó huella en ambos lados del Atlántico. Estos espacios urbanos reedificados y rediseñados a imagen de España fueron el punto focal de irradiación cultural y atrajeron a numerosas masas campesinas en busca del ascenso social y económico. Estas oleadas de inmigración de las zonas rurales a las ciudades conllevaron a borrar paulatinamente las fijas líneas entre los estratos sociales implantadas por la cultura española. Por ejemplo, en la ciudad, un artesano habilidoso de bajos recursos podía llegar a convertirse en un comerciante influyente y prestigioso, y un esclavo negro, pagando un dinero a sus amos, podía llegar a adquirir el derecho de ejercer, por su cuenta, algún oficio o comercio. Así se consolidó en las ciudades latinoamericanas un grupo híbrido de personajes que desafiaron la inmovilidad social instaurada por los conquistadores y colonizadores. Estos movimientos sociales eventualmente ocasionaron que la ciudad ordenada y estática creada para reforzar el poderío español se desmoronara con movimientos independentistas que pretendían derrocar a la oligarquía colonial. Así, el papel de las ciudades o metrópolis como ejes en donde se fomentaron el intercambio de ideas es de gran relevancia para el recorrido de la historia latinoamericana. El desarrollo de las ciudades latinoamericanas fue obra de todos los grupos sociales que aportaron capital, fuerza de trabajo e ideales. Hoy en día estos sectores urbanos son centros de trasformaciones económicas y culturales que afectan todos los ámbitos de la vida local y global.

La irrupción de los conquistadores y la fundación de las ciudades:

En toda la historia de la humanidad, ningún país del mundo ha fundado tantos pueblos, villas y ciudades en un territorio tan grande, en un período de tiempo tan corto, y en una forma tan frecuente y metódica como lo hizo España en América durante los siglos XVI y XVII. La “ciudad ordenada” colonial hispanoamericana fue la gran creación y el legado cultural urbano español en el Nuevo Continente. Sin embargo, vale la pena recordar que muchos grupos indígenas ya tenían un sistema urbano establecido previo a la llegada española.

En general, la América indígena fue predominantemente rural, pero hubo, en el caso de las culturas más avanzadas, grandes ciudades como Cuzco y Tenochtitlán las cuales despertaron la admiración de los conquistadores como Hernán Cortés, Bernal Díaz y Pedro Cieza de León. Además, defensores indianos como el padre Bartolomé de las Casas usaron la existencia de estas complejas organizaciones sociales y urbanas como ejemplos para afirmar la capacidad racional de los indígenas. De ahí que si Cortés mandó a destruir la ciudad de Tenochtitlán y fundar en sus escombros la capital de Nueva España, fue porque entendió su gran significado simbólico y su destrucción fue la herramienta necesaria para la negación de la civilización mexica. Fue así que los pueblos y ciudades indígenas alrededor de todo el territorio americano quedaron subsumidos en el mundo nuevo de los conquistadores. El aparente aniquilamiento de las culturas indígenas originales y la destrucción de sus ciudades fue el paso imprescindible para la meta fundamental de la conquista: instaurar sobre un territorio “vacío” una nueva Europa. Poniéndole nombres nuevos a ríos, provincias, pueblos y territorios como si nunca los hubieran tenido.

Mapa de las ciudades prehispánicas de Tenochtitlán y Cuzco, 1575
Mapa de las ciudades prehispánicas de Tenochtitlán y Cuzco, 1575

Durante los primeros siglos de la Colonia, estas ciudades latinoamericanas se establecieron como una proyección del mundo europeo mercantil y burgués. Estas ciudades se estructuraron en una plaza central y un trazado de calles rectas desde el centro. La plaza mayor era el corazón de la ciudad y a su alrededor estaban los cabildos, distintas oficinas administrativas, la iglesia y las casas de la élite. Como grandes centros de concentración de poder, las ciudades afirmaron la presencia de la cultura europea, rigieron el proceso económico y, sobre todo, sirvieron por muchos años como factorías que daban paso a la riqueza que se embarcaba para España. Mientras que Portugal dejó la tarea de la urbanización de sus colonias a los encomenderos quienes recibieron tierras para la agricultura (azúcar, tabaco y algodón) y que convirtieron las plantaciones en unidades económicas centrales, España, en cambio, imaginó su imperio colonial como una red de ciudades. Sin duda en muchas provincias rurales siguió la influencia de las grandes haciendas, pero en la mayoría de los casos España intentó realizar en América una sociedad que mantuviera vínculos estrechos con los valores tradicionales y las ideologías económicas traídas de España. La idea era que erigir una ciudad física, creaba una sociedad compacta, homogénea y militante, como las que habían elaborado Alejandro Magno y los cónsules romanos. La red de ciudades debía crear una América hispánica, europea, católica y sobre todo un imperio colonial dependiente de España. Sin embargo, veremos que, al pasar los años, América no se consolidó como un doble de Europa o España, sino como un territorio donde las culturas, las clases sociales y las distintas razas se mezclaron constituyendo una nueva identidad frente a la occidentalización. Tras siglos de construcción, hoy esta red de mega ciudades como Lima, México D.F, Quito y Bogotá, entre muchas otras, son ante todo una urbe mestiza donde resuenan los huaynos, se asiste a las óperas barrocas y se escucha a los grupos de rock en la radio, exponiendo que en la ciudad nada es puro, sino que “todo está mezclado, híbrido, irremediablemente contaminado y enriquecido por el otro” (Gruzinski, 320).

Las fundaciones de las ciudades:

La ciudad latinoamericana comenzó, la mayoría de las veces, siendo un fuerte. Cuando los conquistadores españoles llegaban a un nuevo territorito necesitaban construir estos fuertes con el fin de afrontar los ataques de las poblaciones indígenas. En su interior se congregaban un grupo de gente armada, decidida a hacer la guerra para ocupar el territorio y alcanzar la riqueza prometida. Estas ciudades-fuertes fueron la primera experiencia latinoamericana. Otras veces las ciudades latinoamericanas empezaron como un puerto de enlace. Sobre este punto de llegada y partida de las flotas españolas se levantaron las ciudades-emporio como Santo Domingo, La Habana, Panamá, Veracruz, y Cartagena. En el caso del Perú, el puerto del Callao concentró el tráfico de transporte de la plata por el Pacífico, para su posterior transbordo a las naves que cruzarían el Atlántico.

En otros casos, la ciudad latinoamericana fue levantada sobre ruinas indígena. Dos casos son los principales: Tenochtitlan y Cuzco. Estas construcciones indígenas impresionaron de tal manera a los españoles que Cortés escribió con admiración y sorpresa sobre Tenochtitlán: “Es tan grande la ciudad como Sevilla o Córdoba”. Sin embargo, la ciudad de Tenochtitlán fue destruida y sobre su lugar se erigió otra al estilo europeo. En la nueva ciudad se construyó un templo cristiano aproximadamente en el mismo lugar donde había estado el santuario indígena y sobre las viejas piedras de los monumentos mexicas comenzaron a levantarse las nuevas construcciones, dando comienzo al sincretismo latinoamericano. En el Perú, Cieza de León nos dice: “en ninguna parte se halló forma de ciudad con noble ornamento si no fue en Cuzco, que era la cabeza del imperio de los incas y su asiento real”. Esta rica ciudad indígena asombró a los conquistadores quienes la describen de la siguiente forma: “Había grandes calles, salvo que eran angostas, y las casas hechas de piedra pura, con tan lindas junturas que ilustra la antigüedad del edificio, pues estaban piedras tan grandes muy bien asentadas…” (Cieza de León, 240). A diferencia de lo que ocurrió en Tenochtitlán, en Cuzco se conservó parte de las construcciones indígenas y, sobre sus cimientos, fueron erigidas las catedrales y edificios españoles como en el caso del Qorikancha o Templo dorado (porque sus paredes estaban recubiertas por láminas de oro), sobre su base fue construido el convento de Santo Domingo. Ambas ciudades reflejan físicamente la hibridez arquitectónica y cultural del choque de ambos mundos.

Qorikancha o convento de Santo Domingo
Qorikancha o convento de Santo Domingo

Finalmente, otra razón para las fundaciones de otro tipo de ciudades fue la gran atracción hacia las zonas mineras como la ciudad de Potosí en Bolivia. El crecimiento de las ciudades mineras y su comercio se basó en las explotaciones de los minerales preciosos. Eventualmente al desaparecer los recursos minerales, estas ciudades dejaron de ser centros de poder económico, sin embargo, dejaron su estructura física de grandes y ricas ciudades que sirvieron no sólo como centros de poder económico, sino también como centros de elaboración de ideas y de una gran actividad cultural. En definitiva, las construcciones de la mayoría de las ciudades latinoamericanas durante la época colonial correspondieron a las exigencias y necesidades de la misión colonizadora.

Las primeras ciudades y la movilidad social:

La visión en el mundo peninsular en el siglo XV era fundamentada en una actitud cerrada y aprobaba la desigualdad social porque no se conocían los conceptos modernos democráticos, como la movilidad social vertical y la oportunidad individual. Esta visión se transfirió al Nuevo Mundo con los primeros conquistadores y formó la base del sistema de clases que emergió posteriormente. El poder social y económico era heredado de aquellos que recibieron tierras y títulos nobiliarios durante los primeros años de la conquista. Los demás sectores de la plebe se encontraban en una gran inferioridad. Durante este siglo, se produjo en el Nuevo Mundo un sistema rígido compuesto por tres grupos principales: 1) una elite tradicional que consistía en un número reducido de familias terratenientes. Estas familias no solo controlaban la tierra, sino también la vida política y económica de sus países; 2) una masa empobrecida y rural que cultivaba la tierra de la élite. Este grupo incluía a la mayoría de los indígenas, negros y mestizos; 3) los que no pertenecían a ninguno de estos grupos como los educadores, los soldados, los artesanos, miembros del clero y los comerciantes. Durante los dos siglos que siguieron, a partir de estos tres grupos primarios se fueron formando nuevas sociedades y grupos sociales distintos, cada uno con sus propias peculiaridades y organizados en un sistema de castas.[1] El sistema de castas estuvo relacionado con el sistema social y racial, y rechazaba las relaciones con miembros de otras castas.  La idea original de las castas era la organización de diferentes estratos cerrados donde el individuo debía permanecer en el estrato social en el que nació. Originalmente se entendía que la sangre de las personas de cada grupo (blanco, negro, indígena) era “limpia”, pero si un hombre y una mujer de diferentes razas engendraban un hijo o una hija, la sangre de éste se convertía en “mezclada”. Debido a ello, en el sistema colonial español, el término “cruzas” designaba a los grupos e individuos con “sangre mezclada”. Es así como las ciudades fueron el escenario para esta paulatina trasformación socio/racial que se reflejó en las producciones culturales del momento. Por ejemplo, en el arte aparecen las pinturas de castas, las cuales tratan de filtrar esta realidad. Las escenas captadas en la pintura que se muestra a continuación son un gran ejemplo de la interpretación de esta realidad.

PinPintura de castas. Anónimo, siglo XVIII. Museo Nacional del Virreinato (Tepotzotlán)
Pintura de castas. Anónimo, siglo XVIII. Museo Nacional del Virreinato (Tepotzotlán)

Como vemos, esta pintura de castas novohispana está compuesta por una serie de 16 cuadros y en cada uno se representan tres figuras: padre, madre y vástago. La idea era mostrar que había habido una mezcla de sangres (el esposo y la esposa son de diferente “casta”) y se nombra al producto de dicha unión. Uno de los propósitos más notables para este tipo de pinturas es su intención moral. Estas imágenes apuntan a la perdición o decadencia racial y moral de la sociedad americana como resultado de estas mezclas descontroladas entre las castas creando cada vez más castas inferiores. Sin embargo, fue en las grandes ciudades que estas castas consideradas inferiores buscaron nuevas fortunas para mejorar su calidad de vida y lograron movilizarse dentro de la pirámide social. Finalmente, el espacio de la ciudad fue el tabladillo perfecto para ver ocurrir las futuras revoluciones de independencia en el continente americano. El siglo XVIII termina con un evidente deseo de cambio y modernidad idealizados en la Ilustración y el neoclasicismo. Debido a la gran brecha entre las clases y el descontento de la mayoría de los ciudadanos empieza la formación de organizaciones opositoras. Dentro de las cuales se formarán los liderazgos que luego se levantarán en las revoluciones independentistas.

Actividades sobre la introducción:

Vocabulario en contexto: Después de leer la introducción, define, en español y con tus propias palabras, los siguientes términos:

  • Urbanización:
  • Urbe:
  • Mestizaje:
  • Oligarquía:
  • Aniquilamiento:
  • Flotas:
  • Movilidad social vertical:
  • Títulos nobiliarios:
  • Sistemas de castas:
  • Novohispana:

Preguntas de comprensión:

1)     ¿Por qué es importante la ciudad en la historia latinoamericana?

2)     Explica por qué las ciudades eran centros atractivos para la gente que vivían en las zonas rurales. ¿Qué tipo de ventajas presenta y que tipo de gente venía a la ciudad?

3)     ¿Cuáles fueron los orígenes coloniales de las ciudades? Explica todas las mencionadas en el texto.

4)     ¿Cómo estaba estratificada la sociedad a comienzos y finales del silgo XVIII?

5)     ¿Qué efecto produjo el sistema rígido de clases sociales en América? ¿Cuáles son algunos aspectos positivos y negativos?

6)     Los problemas que enfrentan las clases sociales más bajas eran varios. Comente en detalle los más importantes.

7)     Explique el concepto de “sangre limpia”. ¿Por qué se pensaba que era perjudicial la mezcla de razas? ¿Piensa Ud. que este concepto y sus ramificaciones están aún presentes en nuestra época? Explique dando ejemplos concretos que haya oído o experimentado en su entorno social.

8)     ¿Qué es el sistema de castas y cuál fue su importancia?

9)     ¿Qué nos sugiere el género pictórico del sistema de castas? ¿Por qué era importante ubicar claramente las castas dentro de algún grupo racial?

10) ¿Qué peligros encierra la obsesión de clasificar a las sociedades en castas y que efecto histórico ha producido este tipo de distribución?

Tema para elaborar:

Compara los mapas de las ciudades prehispánicas de Tenochtitlán y Cuzco con el mapa de las ciudades fundadas por los españoles, como la ciudad de Santo Domingo (ver mapas en páginas 3 y 4 de este documento y hacer búsqueda en internet). y analiza:

  • Cuáles son las diferencias y similitudes.
  • La forma en que está estructurada cada ciudad qué refleja sobre la cultura, las costumbres y la organización social de los habitantes.
  • Si fueras un arquitecto, cuál diseño escogerías por ser más funcional y estético.

 

Texto primario: Lima por dentro y por fuera

Guía de prelectura:

A puertas de las revoluciones de independencia en el Perú, se publica la obra Lima por dentro y por fuera (1797) de Esteban Terralla y Landa. El autor nos presenta una ventana hacia la sociedad limeña del momento. Haciendo uso de la sátira, la voz poética nos relata sobre la manipulación que hacen los sujetos de las distintas castas para flexibilizar sus condiciones y negociar su posición con respecto a las relaciones de poder. El texto está compuesto por dieciocho romances y está escrito usando un discurso satírico y burlesco. Su autor describe y critica la ciudad de Lima a finales del siglo XVIII a un amigo que supuestamente va a viajar a Lima. El libro es como una advertencia a su amigo, diciéndole que tenga cuidado en ese centro de corrupción. Al final, su relato predice la desintegración de la ciudad y de su sociedad debido a su decadencia moral. Esta visión de la ciudad virreinal de Lima trata de describir las distintas caras que conforman su urbe y que se han convertido en una masa mestiza que rompe con el ideal de los poderes virreinales. Para la voz poética, la movilidad de estos sujetos desmiembra el orden de vigilancia y de control propuesto por el modelo español. Por eso, para describir la ciudad de Lima y el caos que ha ocasionado este mestizaje de castas, la voz poética deconstruye la ciudad como un ente desordenado y sus habitantes como seres grotescos. La intención es destacar que el sistema colonial está en pedazos porque, precisamente, ha fracasado en el mantenimiento de las jerarquías raciales. Al final del poemario, la voz poética parece darse por vencida ante una realidad que no logra aceptar: la pérdida irremediable del estado de orden colonial.

A continuación, leerás fragmentos de la obra. Al leer el poema trata de identificar las palabras o frases que tengan una asociación a la decadencia de la ciudad y a la decadencia étnica; esto te dará una idea de la actitud de la voz poética con respecto a la inversión de los lugares sociales preestablecidos.

 

Lectura:

Lo primero que verás

Será un asqueroso suelo,

De inmundas putrefacciones,

Y de corrupciones lleno.

Hay acequias apestadas,

Caños rotos, basureros, muladares y cloacas,

Con mil montones de cieno. (Romance II, 353)

 

[…] Verás muchos equilibrios

Más sin balanza en los cuerpos,

Y tomando posesión

De tierras sin ser los dueños. (Romance II, 373)

 

[…] Verás después por las calles

Grande multitud de pelos,

Indias, zambas y mulatas,

Chinos,[2] mestizos y negros. (Romance II, 457)

 

[…] muchos indios que de la sierra vinieron

para no pagar tributo

y meterse a caballeros;

verás con muy ricos trajes

las de bajo nacimiento,

sin distinción de personas,

de estado, de edad ni sexo;

verás a una mujer blanca a quien enamora un negro,

y un blanco que en una negra tiene embebido su afecto;

verás un título grande y al más alto caballero

poner en una mulata su particular esmero (Romance VI, 26).

 

[…] por el contrario verás

entre las negras y negros

que gozan de libertad

y viven sin cautiverio

pues con el sumo trabajo

que en la mocedad tuvieron

no les falta en la vejez el cotidiano sustento,

de forma que verás varios que, después que libres fueron,

no sólo dejan alhajas sino esclavos y dinero (Romance IV, 929).

 

[…] Ya, amigo, te tengo dicho

Todo aquello de tal Reino

Has de ver precisamente

Si a partir estás resuelto.

Pero si por si acaso vas,

Lleva para tu gobierno

De mi experiencia sacados

Estos morales consejos.

No con esclavos te metas

En reyertas ni por pienso

Que esa es riña con su amo

Y ese te empapela luego.[3]

Aborrece a los mulatos,

aún mucho más que a los negros” (Romance XVIII, 3777).

 

[…] Tú eres de tu voluntad dueño,

legítimamente dueño,

tu elección está en tu mano

y en la amistad mi consejo. (Romance XVIII, 4045).

 

Preguntas de reflexión y análisis:

1) Explique el título de la obra Lima por dentro y por fuera.

2) ¿Cómo describe la voz poética la ciudad y la gente de Lima?

3) ¿Qué relación hay entre la crítica de la ciudad física y la gente que la habita? ¿Y cuál es su propósito?

4) ¿Qué opina la voz poética sobre el tema de la mezcla de razas y su relación con la estructura social?

5) Comente la significancia de la siguiente referencia:

– Verás después por las calles/Grande multitud de pelos, /Indias, zambas y mulatas, /Chinos, mestizos y negros.

¿Cómo se expresa el tema de la etnicidad? ¿Qué nos enseña este trozo sobre la relación entre la identidad social y la racial?

6) Escriba un mini-ensayo sobre su ciudad. Puede escoger la ciudad de Lawrence o la ciudad dónde nació o se crió. ¿Cuáles son sus características principales? ¿Cómo está estructurada? ¿Cómo es la gente y la ideología social y política? ¿Hay tolerancia para los diferentes grupos raciales y étnicos, así como para las distintas religiones, identidades sexuales, etc.? ¿Cómo se diferencia o asemeja a la ciudad de Lima descrita por Terralla y Landa? ¿Qué nos puede decir una ciudad sobre nuestra identidad?

 

Obras citadas:

Cieza de León, Pedro de. Crónica del Perú: el señorío de los Incas. Fundación Biblioteca Ayacucho, 2005.

Cortés, Hernán. Cartas de relación. Selección. Linkgua digital, 2011.

Terralla y Landa, Esteban. Lima por dentro y por fuera. Editado por Hugo García, Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar, 2011.

Gruzinski, Serge. La ciudad de México. Una historia. Fondo de Cultura Económica, 2012.


  1. Las castas se desarrollaron de un proceso de intercambio cultural entre los europeos, los indígenas y los africanos. Distinto del concepto de “raza” típicamente representado en la sociedad contemporánea, la casta en Latinoamérica encapsulaba representaciones culturales más que las biológicas.
  2. En este caso, “chino” hace referencia al hijo o hija de morisco con española. Véase cuadro 6 en la pintura de castas.
  3. En este caso el verbo “empapelar” (cubrir de papeles) tiene la intención de expresar que el amo del esclavo ofendido puede poner una demanda legal al ofensor, sin importarle la supuesta superioridad social del que ha reñido con el esclavo.
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