Capítulo 4: La medicina como conocimiento y actividad humanos

¿Qué es la medicina?

Antes de leer lo que sigue, tome un momento para definir en sus propias palabras qué es la medicina. Luego, mientras lea la discusión abajo, piense en cómo se compara y en qué difiere esa discusión de su propia concepción de la medicina o de la concepción de la medicina en su comunidad. Comience con una reflexión sobre las siguientes preguntas:

  • ¿Qué es la medicina? ¿Qué es el conocimiento médico? ¿Se basa en las ciencias, en la imaginación, en la fe, en la experiencia, en la intuición?
  • ¿La medicina debe enfocarse principalmente en el cuerpo o debe tomar en cuenta el estado mental y las emociones de los pacientes? ¿Cuál papel juegan los pacientes en las decisiones y terapias médicas?
  • ¿Confía usted más en ciertas prácticas médicas que en otras: la medicina del hospital y la clínica, del curandero o la curandera, la medicina oriental, la terapia de su madre o abuela?
  • ¿Cuáles de las siguientes imágenes asocia usted con la medicina? ¿Por qué sí y por qué no?

 

La botica o farmacia de los jesuitas en Granada, España, fundada en el siglo XVI.

 

Bolsa de curandero, Congo, África Centro-occidental, 1871-1910

 

México: un shaman o curandero maya haciendo una sangría en un paciente sentado en un árbol caído, ca. 1920

 

Juego de bolsillo de instrumentos quirúrgicos, Barcelona, España, 1800.

 

Ciencia y caridad por Pablo Picasso, ca. 1896-1897

Este capítulo, “La medicina como conocimiento y actividad humanos”, ofrece en imágenes, narraciones y poemas evidencia de distintos modos en que se ha concebido la medicina en diferentes momentos históricos y contextos culturales—todos estos dentro del mundo hispánico y de las culturas que se han desarrollado en tierras hispánicas. La unidad trata la medicina con énfasis en los cambios históricos y en las diferencias culturales en la conceptualización de la medicina y su práctica.

¿Qué es la medicina? ¿Cómo la define usted? ¿Para usted funciona bien la definición del Diccionario de la Real Academia Española en que la medicina es un “conjunto de conocimientos y técnicas aplicados a la predicción, prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades humanas y, en su caso, a la rehabilitación de las secuelas que puedan producir”? ¿O prefiere usted la definición de Edmund Pellegrino y David Thomasma, quienes dicen que la medicina, “es una actividad humana distintiva. Localizamos su especificidad en una relación humana—la relación de sanar en que una persona que necesita sanación busca otra que profesa sanar o asistir en la sanación”?[1] Y, ¿qué le parece la manera en que los mapuches, pueblo originario de Chile, la ven? Para los mapuches, la medicina es un sistema curativo que busca restablecer el equilibrio y la armonía del individuo con la naturaleza y con la comunidad, usando conocimiento, hierbas y prácticas que toman en cuenta la espiritualidad, las emociones y los pensamientos, además de las manifestaciones físicas del malestar.[2]

Muchas veces en relación a la medicina, se piensa en el efecto que la salud y la enfermedad tienen sobre el cuerpo, pero en realidad estos estados y experiencias afectan la totalidad de la persona, no solamente el cuerpo. La salud y la enfermedad son estados y experiencias que nacen en o afectan a la mente, las emociones, el cuerpo y la identidad social—su clase social, su cultura, su raza y género. De hecho, el cuerpo en sí tiene significado social: “El cuerpo es el pasaporte, la garantía, el sello de la identidad”, dice la Dra. Rita Charon.[3] Construimos la identidad—en parte—por medio del tratamiento que se le da al cuerpo—el ejercicio, la ropa, los tatuajes, el maquillaje, la cirugía, el modo de caminar y de hablar. Cuando la enfermedad afecta el cuerpo, una persona puede hasta cuestionar su identidad. “¿Qué hice para merecer esta enfermedad? ¿Qué va a ser de mí?” (Charon 87). ¿Todavía soy yo? A su vez, todos estos aspectos de la persona afectan su experiencia con la medicina: el acceso que tiene al tratamiento, el tipo de medicina que busca, su comprensión de la medicina y del sistema sanitario y su capacidad de responder a la terapia.

Al estudiar textos que tratan de la salud, la enfermedad y la medicina y que originaron en otras épocas y culturas usted podrá conocer el carácter cambiante de los conceptos y prácticas de la medicina. Este entendimiento le permitirá reflexionar críticamente sobre el conocimiento y las prácticas médicas que se usan en su sociedad hoy. ¿Hasta qué punto una filosofía y práctica médica toman en cuenta la totalidad de la persona o, en cambio, ven a la persona como un cuerpo en que reside la salud o la enfermedad? Al considerar diferentes conceptos de la medicina presentes en la literatura, usted se prepara para reflexionar críticamente sobre el estado actual de las prácticas médicas. Usted mismo podrá promover cambios en la medicina y su práctica, buscando siempre la salud y las relaciones humanas éticas. Familiarizarse con creencias y prácticas sanitarias de otras épocas y culturas le ayudará a identificar creencias antiguas que sobreviven hoy o prácticas que han entrado en la medicina occidental de otras culturas y viceversa.

A mediados del siglo veinte los avances científicos en la medicina occidental—o sea la medicina que surgió en Grecia y que se practica en la mayoría de los consultorios, clínicas y hospitales de España, América Latina y los Estados Unidos—transformaron la relación médico-paciente. Cada vez se insertaba más la tecnología en la diagnosis y los tratamientos, perjudicando, muchas veces, la relación interpersonal entre profesionales y pacientes. Hoy las compañías de seguros médicos exigen que se limite a un mínimo el tiempo que los profesionales pasan con los pacientes y la relación humana se sigue erosionando.

Justo en este contexto, algunas iniciativas y facultades de medicina presentan resistencia, buscando humanizar de nuevo la relación entre profesional y paciente. Se busca reformular la teoría biomédica de la enfermedad para ver la medicina “como una forma de actividad humana en busca de la curación”.[4] En vez de ver a un paciente como “el sitio de la enfermedad”, se ve el encuentro curativo como un diálogo colaborativo[5] en que la experiencia y el conocimiento del paciente tienen importancia.

Estos cambios en la medicina occidental representan sólo la fase más reciente de una larga historia de transformaciones. Algunos de los diferentes momentos de la filosofía y conocimiento médicos occidentales se introducen en el presente capítulo.  Aquí se exploran filosofías y conocimientos médicos que originaron dentro y fuera de la medicina occidental. Se le pide a usted como lector o lectora considerar lo que tienen en común las varias tradiciones y en qué se distinguen. ¿Hasta qué punto cada filosofía y práctica médica toma en cuenta la totalidad de la persona o ve a la persona como un cuerpo en que reside la salud o la enfermedad? Al considerar diferentes conceptos de la medicina, usted se prepara para reflexionar críticamente sobre el estado actual de las prácticas médicas y cómo se representan por las palabras escritas y las imágenes.

Los siguientes textos incluyen un tratado sobre la salud en forma poética por el intelectual medieval judío Abraham Ibn Ezra, “Escuchad, por favor, las palabras del médico” y un herbolario nahua del siglo XVI, Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis de Martín de la Cruz y Juan Badiano. Un documento de la Inquisición de Cartagena de Indias revela cómo un hombre nacido en Allada, en África occidental, navega la tensión entre medicina europea y la que él practica. Al principio del siglo XX, Felipe Trigo, autor español, nos ofrece una visión del trabajo de un médico joven en una situación rural, con pocos recursos y poca experiencia. Más tarde en el siglo, Pablo Neruda exalta la labor del humilde laboratorista en “Oda al laboratorista”, donde aplica la ciencia moderna a su labor. Los poemas de la intelectual mapuche María Isabel Lara Millapan comunican un concepto de medicina tradicional que, si se distancia del cientifismo de la medicina moderna occidental, comparte aspectos de la visión cósmica de la medicina que presenta Neruda. El capítulo cierra con una película que explora la medicina como sistema social. Casas de fuego, dirigido por Juan Bautista Stagnaro narra los esfuerzos del doctor Salvador Mazza, figura histórica, que aplicó la ciencia occidental moderna a la identificación y la lucha contra el Mal de Chagas en el interior de la Argentina, luchando contra los poderes científicos y políticos de la capital Buenos Aires.

Objetivos de aprendizaje

  • Describir el conocimiento médico según las diversas culturas y épocas representadas en los textos.
  • Analizar cómo los textos emplean recursos literarios para darle significado a la salud, la enfermedad y la medicina.
  • Explicar la perspectiva que el texto comunica implícitamente sobre conflictos entre diversas perspectivas en su uso de recursos poéticos y narrativos.

“Escuchad, por favor, las palabras del médico” de Abraham Ibn Ezra (Navarra, ca. 1093-1167)

Un rey, tres culturas: la corte de Alfonso X“, Historia. National Geographic explora el papel de los intelectuales judíos, incluso los médicos, en la corte del rey cristiano Alfonso X (1221-1284).

Si estudiamos textos que tratan de la salud, la enfermedad y la medicina y que originaron en otras épocas y culturas descubrimos el carácter cambiante de la medicina. Este entendimiento nos permite reflexionar críticamente sobre el conocimiento y las prácticas médicas de hoy. Así nosotros mismos podemos promover cambios en la medicina, buscando siempre la salud y las relaciones humanas éticas. Familiarizarnos con creencias y prácticas médicas de otras épocas y culturas también nos ayuda a identificar creencias antiguas que sobreviven hoy o prácticas que han entrado en la medicina occidental de otras culturas y viceversa.

La teoría médica que predominaba en Europa hasta el siglo XIX es la teoría humoral. Esta teoría se consolidó entre los antiguos griegos‒especialmente con los escritos de Hipócrates (460-375 AEC) y Galeno (129-216 EC). En De natura rerum (Acerca de la naturaleza de las cosas), Isidoro de Sevilla (EC 560-636) describe el cosmos y la relación entre el mundo natural y el ser humano. Muestra cómo se creía que el clima y las estaciones se conectaban con diferentes humores y éstos con diferentes temperamentos.

 

Un diagrama que ilustra relaciones entre los elementos, las épocas de año, los humores y los temperamentos, hecho en base a un diagrama de San Isidro en De natura rerum (612-615 E.C.) [footnote]St. Gallen, Stiftsbibliothek, Cod. Sang. 240: Isidorus. Proœmia in V. et N. T., de vita et obitu sanctorum, aquí. [/footnote]

Esta teoría acertaba que el cuerpo humano contenía cuatro humores o líquidos: la bilis negra, la bilis amarilla, la flema y la sangre, influidos por los cuatro elementos principales: la tierra, el fuego, el agua y el aire. La bilis negra se asociaba con el frío y la sequía; la bilis amarilla con el calor y la sequía; la flema con el frío y la humedad; y la sangre con el calor y la humedad. El temperamento individual también se asociaba con los humores, que hacían que un individuo pudiera ser melancólica, sanguínea, colérica o flemática. La salud humana dependía del equilibrio entre los cuatro humores y la enfermedad era causada por su desequilibrio. Factores externos que influían en los humores incluían el clima, la época del año, la región geográfica, el género sexual, los movimientos de los planetas y la dieta. Cuando se perdía el equilibrio de los humores, el médico lo reestablecía por medio de hierbas, dieta, sangría, vómitos y purgas.[6]

Esta teoría de los humores informa el poema del astrónomo, matemático y médico sefardí‒o sea judío de la península ibérica‒Abrahim ibn Ezra. En su poema, “Escuchad, por favor, las palabras del médico”, escrito en hebreo y traducido aquí por Masha Yishaky,[7] Abraham ibn Ezra da consejos sobre cómo mantener el equilibrio entre los humores y así cómo  vivir de manera saludable. Ibn Ezra fue considerado un sabio cuyas enseñanzas eran autoritarias e influyentes. Nació acerca de 1093 en Tudela, Navarra, bajo la dominación musulmana de los almorávides en la península. Los almorávides fueron una dinastía del Norte de África de musulmanes beréberes. Cuando invadieron los almohades atacando la dominación almorávide en la década de 1040, Ibn Ezra huyó, viajando por Europa durante décadas. A esos viajes se debe en parte su influencia por toda Europa.[8]

Prepárese

  • En sus propias palabras, ¿cómo trata la teoría humoral la relación entre el cuerpo, el temperamento y el cosmos?
  • Si usted fuera médico en la Edad Media, ¿cómo presentaría a un público instruido, pero no experto en la medicina, los conceptos básicos de la teoría humoral junto con instrucciones sobre la vida sana? ¿Qué forma literaria o artística le serviría mejor?
  • ¿Qué opina usted de la medicina humoral? ¿Cree que contiene algunas verdades o ventajas que la medicina moderna no tiene?

Escuchad, por favor, las palabras del médico por Abraham Ibn Ezra[9]

Escuchad, por favor, las palabras del médico,
pueblo sabio, tanto el sano como el enfermo,
porque explica el remedio de toda enfermedad
y cómo prevenir de mes en mes
al hombre y éste al cuerpo y a la boca,
a fin de que esté sano y tenga buen aspecto.

Saludable será el hombre
y vivirá muchos años
si guarda sus prescripciones,
sus órdenes y sus instrucciones.

Tišre [septiembre/octubre] es el primero de los meses.
En él soplan vientos nocivos,
que enfrían los cuerpos humanos.
Es aconsejable en este mes comer puerros,[10]
todo alimento picante, grano y también tubérculos
para calentar los riñones turbios.

Purifícalos [riñones]
de humor inmediatamente
y para dulcificar la sangre
¡leche ha de beber el hombre!

Marḥešwan [octubre/noviembre] se llama el segundo mes.
En él sufre mucho el pobre
a causa del frío, al carecer de fuego y vestido.
En este mes se hace fuerte la bilis negra.[11]
A todo baño tú llamarás agua de amargura,
no te fatigues, no te canses ¡debes estar calmado!

Por la mañana beberás mosto,
pedirás licor con miel,[12]
ajos y cebollas
comerás, también purgativos.

Kislev [noviembre/diciembre] es el tercer mes.
En él prolifera la conducta del hijo de Nimsi[13]
y la tiña maligna, que se cura con dificultad
en el hombre de piel oscura, pero el de piel blanca está libre de ella.
Gallina y carne de oveja no olvides comer,
vaca y carne de cabra, desprecie tu alma.

Debes tomar mucha canela,
no te está permitido el baño caliente,
tienes que sangrarte al amanecer
y también has de beber hasta saciarte de bebidas amargas.

Tabet [diciembre/enero] es el cuarto de los meses.
Es el tiempo de la poda de las cepas.
En él tienes que tomar carne de animales grasos,
beber vino aromatizado,
también debes bañarte muchas veces
y las camas de las mujeres, serán manjares.

Además emplea verdura
en la alimentación,
pues está muy atento,
¡no comas repollo!

Šebat [enero/febrero], no debes comer en él espinacas,
ni rábanos, ni pescados mezclados,
porque en este mes el frío se adhiere al humor:
como el agua se une a la tierra para ser una sola cosa
del mismo modo en el cuerpo y en el pecho se reúnen (el frío y el humor).

Comer en este mes alimentos fuertes y picantes será tu ley: pimienta, ajo y productos calientes.
Pero no hagáis sangrías,
ni bebas agua,
¡no dañes tus intestinos!

En Adar [febrero/marzo] tus intestinos con la bebida,
que limpia las vísceras, debes purificar.
Límpiate rápidamente de la sangre que sobra,
del dedo pulgar será extraída.
El que se aproxima a una mujer, cae enfermo.

No comas acelgas ni ninguna otra verdura,
púrgate con hierba, no te rasures,
toma como alimento semilla de apio
y deléitate con vino condimentado.

Nisan [marzo/abril] es el tiempo de las plantas
en Israel y la época de las flores.
En él se agudizan las úlceras que habitan
en la carne y las llagas en la garganta
y con frecuencia el humor y la sangre conviven
en los jóvenes pero no en los ancianos.

Elegirás un baño seco,
carne asada debes procurarte,
te sangrarás y te purgarás,
pero el que se excede en esto, se debilita.

’Iyar [abril/mayo], en él comienza la siega
de la cebada en la tierra de la hermosura.[14]
En este mes se reaviva la sangre junto con el humor
y la pesadez de cabeza con el llanto de la ceguera.[15]
Ningún tipo de cabeza de animal debes tomar, ni bebidas frías;
también los muslos (de los animales) son perjudiciales para los hombres.

Extráete sangre de la mano izquierda,
No te compadezcas de tu vientre,[16]
ningún tipo de alimento fermentado
comas y entonces te fortalecerás.

Siwan [mayo/junio], este es el mes en que brotan las uvas
y las tristezas agudas que hacen sufrir.
Por tanto, estas cosas tú considerarás como enemigos:
el alimento caliente, el baño y el acostarte
con mujeres, porque todos ellos producen dolores,
Ya que mezclan la sangre con el humor rojo.

Extráete sangre del hígado
y púrgate para no morir.
Semilla de hinojo y ajenjocon vino, bebe, por favor.

Tamuz [junio/julio], en este mes aumenta el calor en los cuerpos
por la sequedad, que asola como las llamas.
Ten cuidado, no comas alimentos picantes,
toma productos fríos y suaves:
dátiles y el fruto tierno de los retoños.

Por la mañana tienes que ingerir bebidas frías; cuando estés cansado, bebe licor de cebada,
también date baños fríos
y si a tu mujer te acercas,
con pecadores te mezclarás.

‘Ab [julio/agosto] es el mes del calor más fuerte,
aumenta en él la bilis roja.[17]
Ajo, rábano y cebolla
no comas para que no aumente la ira,
también se seca la humedad de la respiración
durante los ardores del estío, por la sed.

Extracto de apio bebe,
de excremento limpia tu vientre
y debido a la sequedad está dicho:
¡de la mujer guárdate!

‘Elul [agosto/septiembre] es el último de los meses:
en él caen y se marchitan las plantas,
los vientos cargan a las nubes de lluvia
y se purifica el tiempo.
También los cuerpos de los jóvenes se enfebrecen:
tened cuidado de no comer manzanas.

Todo lo que aumenta el humor negro,
hazles saber que los daña,
pero debes de empezar a comer alimentos calientes,
cebollas y ajos.

Para conversar y analizar:

  1. ¿Cómo se presenta el poeta a sí mismo? ¿Cómo usa el lenguaje y la forma poética para establecer su autoridad?
  2. ¿Cómo trata a su público?
  3. Según el poeta, ¿cuáles son los elementos que influyen en la salud y la enfermedad del “hombre”? ¿Cómo se expresa la teoría humoral en el poema?
  4. ¿Cómo trata el poema la relación entre cuerpo, mente, emociones e identidad social?
  5. ¿Cómo reacciona usted al consejo de este poema? ¿En qué conocimientos y experiencias se basa su reacción?
  6. ¿Reconoce usted elementos del conocimiento médico del poema que todavía se aceptan hoy?

 

Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis (México 1552) de Martín de la Cruz y Juan Badiano

En 1552, dos intelectuales nahuas–Martín de la Cruz y Juan Badiano–escribieron un herbolario (un texto que describe plantas, hierbas y flores y sus usos) a petición del hijo del virrey Antonio de Mendoza. Este hijo, Francisco de Mendoza, quería llevarle al rey Felipe II una muestra de las plantas agrícolas y medicinales de la Nueva España y presentarle al rey a los “indios” de la Nueva España de manera positiva. Martín de la Cruz era médico en el Colegio de Santa Cruz en Tlatelolco y Juan Badiano era profesor del Colegio. El Colegio había sido fundado por los frailes franciscanos para educar a los nobles indígenas en el latín, el catolicismo y las materias académicas europeas. El libro que de la Cruz escribió en Náhuatl y que Badiano tradujo al latín se llama Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis. También se conoce como el Códice de la Cruz-Badiano o Códice Badiano.

Se puede consultar el Códice Badiano en forma digitalizada en la Mediateca del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) de México.

El propósito del herbolario era explicar remedios o medicinas en base a hierbas. Este herbolario integra elementos europeos y nahuas. Está escrito en latín y sigue la forma general de herbolarios europeos. Cada capítulo comienza con una página titular, seguida por la explicación de los remedios, una ilustración de la planta, su nombre en Náhuatl, una frase en latín que explica su uso e instrucciones para su uso también en latín. La pintura de las hierbas es fundamentalmente europea, pero incluye elementos nahuas, que se pueden reconocer por su uso de bordes negros y colores sin matizar. Se encuentran algunos glifos como “Atl” (agua) y “Tetl” (piedra) que comunican valores nahuas.

Atl
Atl, agua
Tetl (piedra) del Códice Mendoza, 1542, fol. 48

Vea cómo la pintura de Acamallotetl en el Códice Badiano combina formas europeas con el glifo nahua para el agua (primera pintura abajo) y luego cómo la pintura de Conaxocotl incluye la imagen de la piedra entre las raíces (segunda pintura abajo).

 

Acamallotetl
Acamallotetl, Códice Badiano
Conaxocotl
Conaxocotl y otras plantas, del Códice Badiano

El herbolario combina teorías de la medicina europeas y nahuas. Aparecen elementos de la teoría mexica del cuerpo, por ejemplo, que tres fuerzas habitaban el cuerpo humano: tonalli, teyolia e ihiyotl. Tonalli se asociaba con el sol y con el calor o la fuerza vital del ser humano y afectaba la región de la cabeza. Teyolia se asemejaba al concepto cristiano del alma y habitaba el corazón y se asociaba con el calor, el agua y la lluvia. Ihiyotl habitaba en el hígado y se asociaba con el viento y el aire y las emociones fuertes. Del mismo modo que en la teoría humoral de la medicina europea se creía que la salud dependía del equilibrio entre los cuatro humores, la medicina mexica buscaba la salud en el equilibrio entre estas tres entidades. También hay referencias a la teoría humoral europea, a la melancolía, los efectos de calor y frío, y hasta referencias directas a autoridades europeas como Plinio. Hoy la investigación científica se interesa en las medicinas tradicionales y ha encontrado efectos farmacológicos útiles en muchas de las plantas del herbolario del códice.

Prepárese

  • Al leer el texto verbal y las imágenes del Códice de la Cruz-Badiano, busque los elementos de las dos culturas en contacto y reflexione sobre cómo los eventos de la conquista y colonización del Nuevo Mundo van cambiando el modo en que las dos culturas comprenden la salud y la enfermedad, hablan de ellas y responden a ellas en la actividad que es la medicina.
  • Póngase en la situación de de la Cruz y Badiano. Usted es un noble mexica, que vive bajo la dominación de un nuevo poder que ha impuesto su lengua y religión sobre su pueblo. Los líderes mexicas han perdido mucho de su poder anterior en este régimen que busca enriquecer a un rey extranjero y a los soldados que realizaron la conquista. Usted es un intelectual que conoce a fondo la cultura y sabiduría de su pueblo. Quiere proteger este conocimiento contra la destrucción que han sufrido prácticas religiosas mexicas en nombre del catolicismo. ¿Cómo le va a presentar este conocimiento medicinal mexica al gran emperador que reside en España?
  • Para comparar este herbolario nahua con los herbolarios europeos contemporáneos, se puede consultar la colección de herbolarios digitalizados de la Universidad de Pennsylvania: busque “Penn in Hand: Selected Manuscripts” y en “Search Collection” escriba “herbals”. La biblioteca Linda Hall Library en Kansas City también tiene varios herbolarios digitalizados en su página web. Desde la página principal (www.lindahall.org) seleccione “Catalog” en la ventanilla de búsqueda y podrá consultar los siguientes libros: Hortus sanitatis (1485); Ain Garten der Gesundheit (1487); Hortus sanitatis (1491); Crüydeboeck (Dodoens, 1554 and 1608).
  • En el Códice Badiano, busque estos elementos en cada página:

Para leer

Sugerimos una selección de 3-4 capítulos, por ejemplo capítulos 7-10.

Cruz Martín de la, et al. Libellus De Medicinalibus Indorum Herbis: Manuscrito Azteca De 1552. 2. ed., Fondo De Cultura Económica, 1991.

Cruz Martín de la, and Biblioteca apostolica vaticana. Libellus De Medicinalibus Indorum Herbis : Manuscrito Azteca De 1552. Translated by Juan Badiano and Garibay K Angel María, Instituto Mexicano Del Seguro Social, 1964.

Cruz Martín de la, and William Gates. An Aztec Herbal: The Classic Codex of 1552. Dover Publications, 2000. Existe un pdf de la publicación de 1939 de la traducción de Gates.

Para la conversación y análisis

  1. ¿Cómo describe el códice las enfermedades? ¿Se emplean algunas metáforas para describir la enfermedad o los remedios? ¿Cómo se comparan esas descripciones a las que usted ha oído nombrar a practicantes de la salud?
  2. ¿Cómo son las terapias para las enfermedades? ¿Qué sugieren estas terapias sobre la visión del mundo que tenían los nahuas y cómo entendían las causas de la enfermedad y también los poderes curativos?
  3. ¿Cómo trata la medicina nahua la relación entre cuerpo, mente, emociones e identidad?
  4. ¿Dónde encuentra usted elementos de la medicina europea? ¿De la medicina nahua? ¿Qué sugiere el Códice sobre los cambios culturales que ocurrían en la Nueva España en el siglo XVI?
  5. ¿Cómo utilizan los autores nahuas las formas literarias europeas en combinación con las formas nahuas? ¿Qué sugiere esta combinación sobre el cambio cultural?

 

“Causa de Mateo Arará, negro esclavo, frente a la Inquisición” (Cartagena de Indias 1652), documento de la Inquisición

En 1652, la Inquisición en Cartagena de Indias envió un informe al Consejo de la Suprema y General Inquisición en Madrid. Entre los casos que este informe relata está el de un hombre esclavizado nombrado Mateo Arará, que fue denunciado por dieciséis testigos que le acusaron de hechicería y pacto con el demonio. El nombre “Arará” se relaciona con un lugar en la África occidental y a una identidad étnica. También es un “apellido” impuesto por los comerciantes de la trata o tráfico de esclavos e indica que Mateo Arará fue embarcado en la costa occidental del continente de África, cerca de la región que hoy ocupan Benín y Togo. Mateo no hablaba español.

Las acusaciones de hechicería y pacto con el demonio contra Mateo Arará llaman la atención a un dilema en que se encontraron las autoridades españolas en los reinos de su imperio americano. No había suficientes médicos europeos para responder a las necesidades de la población y mucha gente, incluso europeos, recurría a la medicina tradicional—fuera indígena, europea o africana—que tenía tanta eficacia como la medicina europea para aliviar enfermedades. La insuficiencia de médicos les dio a los curanderos tradicionales amplia libertad para practicar su oficio. Sin embargo, sus prácticas mezclaban conocimiento de yerbas con ideas que los españoles/criollos consideraban heréticas–contrarias a la doctrina católica. Además, los curanderos afrodesciendientes a veces usaban hierbas para enfermar o matar a los amos o dueños de personas esclavizadas. Para disminuir la amenaza que sentían los españoles de la población esclavizada, usaban—entre otros medios—la Inquisición. Al castigar públicamente a un curandero afrodescendiente, la Inquisición esperaba impedir que otros curanderos usaran sus poderes en contra de la población europea. Aunque no sabemos las razones por la denuncia contra Mateo Arará, es posible que se relacione a esta dinámica.

Mateo Arará fue condenado por haber hecho un pacto con el demonio y por “sospechoso en la fe”; en otras palabras, se tenía sospechas de que fuera hereje o sea que sus creencias y prácticas contradecían doctrinas católicas. Fue sentenciado a aparecer un en el auto de fe del 22 de julio de 1654, donde abjuró de levi (o sea, juró públicamente su herejía, pero “de leve” indica un caso no severo) y recibió 200 latigazos. Fue obligado a servir por diez años en el convento de Santo Domingo donde le debían instruir correctamente en la fe.

El texto que sigue narra su segunda audiencia o aparición frente a los inquisidores. Están en un salón secreto; los inquisidores le hacen preguntas a Mateo de Arará; el intérprete traduce las preguntas a la lengua de Mateo; Mateo responde; el intérprete traduce al español; y el escribano hace una transcripción de las palabras tan fiel como pueda. La situación de la interrogación se nota en el lenguaje de la transcripción. Se repite mucho la frase, “y preguntado”, ya que Mateo Arará responde a las preguntas del Inquisidor. Usted notará también que muchas oraciones comienzan con la palabra “y”. La repetición de las palabras “y” y “que” también responde a la situación de la interrogación en que el escribano español informa sobre todo lo que Mateo Arará declara en la audiencia formal.

Prepárese

  • Una razón importante de leer testimonios de personas esclavizadas y colonizadas es para desarrollar la conciencia de que en cada encuentro actúan varias perspectivas y que cuando se trata de personas explotadas y marginalizadas, ellas también están viendo y analizando cada interacción. Este salero, de la imagen que sigue, esculpido en marfil, data del siglo XVI y representa la labor de la cultura Edo en la región que hoy es Nigeria. La figura que se ve es un hombre portugués. El detalle con que es elaborada la figura muestra cuánto interés tenía el artista Eda en representar con precisión la vestimenta y los símbolos culturales europeos. Aquí es el europeo quien es el objeto de la vista y representación de parte de un artista de una de las culturas de las que los europeos empezaban a comprar y capturar seres humanos para la trata de esclavos.
Salero de la corte de Edo en Benín, lo que es hoy Nigeria, del siglo XV-XVI.
  • Mire con atención la figura del salero. ¿Cómo ve el artista la cultura portuguesa? ¿Con qué propósito habría hecho un salero con estas imágenes? Deje que este salero le recuerde que los afrodescendientes en las Américas también desarrollaron visiones detalladas y particulares de los europeos.
  • Si usted fuera Mateo Arará ¿cómo vería a los inquisidores? ¿Cómo esta visión de los inquisidores le ayudaría Mateo Arará a formar su narración sobre sus creencias y prácticas espirituales?
  • ¿Cómo cree que se siente Mateo Arará? ¿Cuáles serían sus objetivos al responder a las preguntas de los inquisidores?

Exploración digital

Se puede encontrar videos sobre prácticas medicinales afrolatinoamericanas, de descendientes de personas esclavizadas en los siglos XVI y XVII. Explore alguno de estos videos y preste atención a su propia reacción emocional e intelectual a las prácticas medicinales que representan.

 

  • Después de ver uno de los videos, piense en cómo los españoles católicos reaccionarían a las prácticas de curanderismo de los afrodescendientes. Si usted fuera Inquisidor, ¿cuáles preocupaciones tendría usted?

El testimonio de Mateo Arará[18]

Y en 7 de febrero de [16]52 se le dio la segunda audiencia con asistencia de intérpretes negros ladinos de su casta[19] y dijo en ella que habiendo venido a estos reinos,[20] él propio de su cabeza hizo una escobita de hojas de palma y que la ató por los cabos. Y que por arriba quedó dividida en dos partes como brazos. Y que esta escobita hizo para conocer la[s] yerbas buenas y malas para curar a los cristianos. Y que nadie le enseñó a hacer dicha escobita, sino que él la hizo por su propio parecer.

Y que habrá cuatro años que el teniente de Mompox,[21] llamado Saavedra, escribió una carta a su amo de éste, llamado Juan de Heredia, diciéndole que tenía muchos negros enfermos que le enviase a éste para que los curase. Y que aunque no tuvo gana de ir, el dicho su amo le envió de por fuerza. Y con efecto fue y le llevaron de allí a un sitio que llaman Morocí a la mina de oro de un Juan Abad, pero que primero le llevaron a una estancia del dicho Juan Abad para que viese si había algunos negros yerbateros entre ellos (llaman yerbateros a los que con yerbas matan o hacen mal). Y que éste dijo que fuesen primero a oír misa. Y que con efecto fueron. Y habiendo vuelto de oírla, volvieron a juntar dichos negros y que éste sacó la dicha escobita y se puso entre ellos. Y que aunque con ella procuró descubrir si había algún negro yerbatero, no lo halló. Con lo cual lo volvieron a la dicha mina Morocí en donde también volvieron a juntar los negros de aquella mina. Y se pusieron en rueda. Y que éste se puso sentado en medio e hizo traer una batea y echar en ella una botija de vino y que fuesen todos los negros bebiendo un poco y que luego sacó de su mochila la escobita y teniéndola en las manos con mucha confianza en la Virgen María y Nuestro Señor Jesucristo, comenzó a mirar con dicha escobita y un congolón (esto es una calabacita pequeña) que tenía atado a ella si había negro yerbatero. Y que la escobita se volvió de una parte a otra y cuando volvió al lado derecho mostraba que un negro que estaba junto a él era yerbatero. Y para certificarse lo hizo por tres veces y a la tercera dijo cómo aquel negro era yerbatero y se llamaba Ventura Anchico. Y que esta virtud sacó de la barriga de su madre.

Y que en dichas minas había curado muchos negros enfermos. Y que para ello en un palo que se llamaba orejón, él ató una crucecita y luego sacó unas rajas de la corteza y la cocía con agua miel y la daba a beber a los enfermos. Y que también les daba agua cocida con otras yerbas, con la cual echaban por la boca huesos, cabellos y plumas[22] y que todos sanaron. Y que también curó a dos sacerdotes.

Y siendo aquí preguntado que cómo conocía dichas yerbas, dijo que tomaba la escobilla en la mano juntamente con el congolón que tiene pegado a ella y éste le pregunta si aquella yerba es mala o buena. Y que si es buena se abre la escobita por arriba los dos brazos y si es mala se cierra y se vuelve a una y otra parte. Y que en esta forma conocía cuál era buena y cuál era mala.

Y preguntado de qué era el congolón que estaba atado a la escobita y qué tenía dentro, dijo que el dicho congolón es de calabazo y tenía dentro polvos de un palo que se llamaba ariajua, que se criaba junto a la puerta de Santa Catalina de esta ciudad.

Y preguntado qué virtud tenía dicho palo y quién se le dio a conocer, dijo que tenía virtud para curar dolor de barriga y del estómago y flemas y que se bebía con vino y que él lo conoció de su misma cabeza sin decírselo nadie.

Y preguntado quién movía la escobita cuando le preguntaba si era buena la yerba, o mala, y cuando quería descubrir los yerbateros que si se movía ella por sí misma, o la movía éste o la movía Dios o el demonio; respondió que dicha esterita la [ciñó] este por su cabeza, tomando un pollo y abriéndole el pico y con un cuchillo cortándole hacia el gaznate y que con la sangre que salía rociaba la esterita y después de mojada y rociada le echa polvos de todas contrayerbas y que así como está cerrada se mueve ella por sí misma sin que éste la mueva. Y que todo lo hizo con corazón limpio y sin decir palabras algunas. Ni que nadie se lo enseñase.

También le fue preguntado por qué causa hizo echar dicha botija de vino en la batea para darla a beber a los negros cuando quiso conocer quién era yerbatero; dijo que lo hizo para dar contento a dichos negros. Preguntado que en qué manera le muestra la escobita al negro yerbatero, dijo que se paraba derecha en frente de dicho negro de suerte que iba andando alrededor y cuando llegaba a en frente de dicho negro se paraba.

Y preguntado que quién le dio a conocer que las cáscaras del palo orejón eran buenas para curar a los enfermos y por qué clavó la cruz en el palo, dijo que de su cabeza supo que la corteza del palo orejón era buena para curar enfermedades y que en el nombre de Dios puso la cruz y que éste bien supo de su cabeza todas las demás verdades de las demás yerbas.

 

 

Para conversar y analizar

  1. Según Mateo Arará, ¿qué ha causado la enfermedad de los mineros, que, como él, son hombres esclavizados?
  2. ¿Qué idea sobre la curación expresan sus acciones?
  3. ¿Qué sugiere el hecho de que los amos españoles hayan forzado a Mateo Arará a hacer la curación?
  4. ¿Cómo se representa Mateo Arará a sí mismo como una persona con capacidades para curar?
  5. Dado que Mateo Arará presenta este testimonio porque ha sido acusado de hacer un pacto con el demonio, ¿cómo relaciona Mateo Arará sus acciones con el cristianismo y con la Iglesia?
  6. ¿Qué le parece la idea de leer este testimonio con las herramientas de la crítica literaria? ¿Qué valor tiene incluir este texto aquí o analizarlo con una lectura analítica (close reading)?

Para leer más casos de Inquisición de Cartagena de Indias, que tratan de hechicería o brujería, nombres usados para nombrar las actividades de personas que muchas veces también eran curanderos, vea Anna María Splendiani, et al. Cincuenta años de Inquisición en el Tribunal de Cartagena de Indias, 1610-1660. Centro Editorial Javeriano, 1997. Los tomos II y III contienen una transcripción de las relaciones o informes de los procesos.

El médico rural (España 1912) de Felipe Trigo (1864-1916)

Felipe Trigo (1864-1916), portada de su libro En mi castillo de luz

Felipe Trigo nació en Badajoz, España en 1864. Estudió medicina en el hospital San Carlos de Madrid y después practicó como médico rural y después médico del ejército, aun viajando a las Filipinas. En 1900 dejó la carrera médica para trabajar en su obra literaria y el periodismo, publicando En la carrera (1909), El médico rural (1912) y Jarrapellejos (1914). Se suicidó por un tiro a la cabeza en 1916. Su producción literaria crece de su experiencia médica y critica la sociedad española de la época, particularmente las diferencias de clase que se observan por el atraso y la miseria de la gente de Extremadura.

La selección que sigue es parte del séptimo capítulo de su novela semi-autobiográfica, El médico rural. Aquí el protagonista, Esteban, es un joven médico recién salido de sus estudios que va a un pueblo rural con su esposa, Jacinta, para ejercer la medicina. La narrativa realista destaca su inseguridad y falta de experiencia tanto como las circunstancias insalubres y los obstáculos sociales insuperables en que viven los habitantes del lugar. A veces puede ser difícil entender unos de los hablantes porque Trigo escribe con un estilo que imita su manera de hablar — son campesinos. Ayuda mucho leer estas secciones en voz alta y pensar en cuáles letras “se comen” (o sea, que nos faltan) de palabras comunes.

 

El médico rural, selección del capítulo VII

– VII –

Mas no quiso el destino que ni tal menguada dicha les durase.

Días aciagos volvieron para Esteban, colmados de crueldad. Estalló una epidemia de fiebres malignas, biliosas cuya térmica alcanzaba grande altura, y de las cuales tenía seis atacados, y sus dos crónicos enfermos, además, el muchacho escrofuloso que padecía un glaucoma en el ojo izquierdo y la anciana que sufría del corazón, agraváronse notablemente.

El muchacho, de la noche a la mañana, se vio aquejado de agudísimos dolores que nada podía calmar, y pasábase las horas en un grito. Al principio, cuando llegó Esteban a Palomas, este enfermo tenía el ojo hinchado, duro y casi blanco; pero veía con él los bultos, como detrás de una niebla, y aun el chico iba a la escuela y jugaba por las calles; luego había ido abultándosele, poniéndosele sensible y adquiriendo un color de ámbar y una tensión alarmantísima. Sin embargo, su martirio databa de unos días: tanto se le inflamó, que no podía cerrar los párpados, y al lado de la niña, borrada en la confusión de aquella masa lamentable, iniciábase una ampolla de pus, un absceso que dejó al médico aterrado.

No era especialista. Hacía falta operar, tal vez, o cuando menos medicinar con un acierto y con un completo conocimiento de que sus libros de estudio general no bastaban a ilustrarle. Los leía desesperadamente, buscándole una salvación al ojo del chiquillo y a la vida de la anciana, que asimismo tenía en zozobra a su familia, y pasábase los días enteros estudiando sin descansar un minuto -a no ser cuando con apremiantísimas llamadas hacíanle ir a ver a estos enfermos.

La anciana, la tía Justa la Espartera, aún se hallaba en situación más deplorable; Esteban temía que… se muriese… ¡que se muriese!… Y que se muriese… ¡sin que él ni supiera quizá lo que tenía!

Volvíase hidrópica, habíasele iniciado desde la última semana un ataque cerebral, con gran torpeza en ambas piernas, y venía acusando fiebre por las tardes. Guardó cama, y quedaba su pobre casa, destartalada y fría, en muy triste desamparo. Tres nietecitas suyas, de seis años la mayor, sin madre, y cuyo padre tenía que irse a las faenas de los campos, halláronse atenidas a la ajena caridad. No cesaban las vecinas de ir a prodigarlas sus cuidados, estableciendo turnos de guardia, en lo posible; pero se cansaban, al prolongarse aquella situación, y frecuentemente el médico encontraba a la enferma sola, sin sentido, en el camastro, y a las infelices criaturitas en un rincón llorando y tiritando acurrucadas.

-¡Ah, por Dios! ¿No tenéis lumbre?

Las mujeres que acudían explicaban que no querían dejársela encendida porque no se fuesen a quemar.

Esteban acercábase a tía Justa, la reconocía una y otra vez con gran detenimiento y sentábase después, mirándola y perdiéndose en hondas reflexiones. ¿De qué índole pudiera ser el ataque que ya teníala sin movimiento medio cuerpo, la boca desviada y los párpados inertes?… Se iban perdiendo los reflejos y el coma aumentaba sin cesar la paralización de la garganta. Meditaba, sí, meditaba el médico, allí sentado y contemplando a la infeliz como a una esfinge impenetrable.

Era que en algún libro acababa de estudiar cualquier dolencia entre cuyas complicaciones figuraban los ataques y espontáneamente venía estas veces por comprobar si conviniera con el cuadro presentado por la enferma. El diagnóstico se le negaba, se le escapaba, se le había escapado siempre, también, lo mismo que el del ojo del muchacho, danzando entre una complejidad de síntomas que parecían corresponder no a uno, sino a varios procesos morbosos en tremenda confusión.

Él había encontrado a esta mujer padeciendo desde mucho tiempo atrás, reumática y palúdica, y cuando la reconoció por vez primera creyó hallarla afectados el hígado, el corazón y acaso los riñones. Pero en la cadena de afectos, ¿cuál había sido y seguía siendo el principal, el primitivo, el que exigiera fundamentalmente la atención y del cual los otros dependiesen?… No había logrado saberlo, y menos fácil, aunque más urgente, aparecíasele empeño tal ahora que no iba quedando nada sano en el débil organismo que rendíase a la muerte poco a poco.

Las vecinas le veían absorto, sin osar interrumpirle; él levantábase de tiempo en tiempo a contar el pulso, a retirar el termómetro, a percutir de nuevo el bazo, el corazón… y partía con desaliento, con ira y vergüenza de sí mismo, con un exasperado afán de continuar estudiando en otros libros nuevas cosas.

Repetíanse las visitas al niño y a la anciana varias veces cada día, y durante muchos siguieron repitiéndose sin que el joven consiguiese disipar sus confusiones. ¿Qué había de verdad de realidad, para él desconocida, en el fondo del ojo de aquel chico y en el cuerpo todo de esta enferma? Llegaba a casa y reanudaba su lucha con los libros; llamábanle a comer y no comía -amargo el paladar y él ansioso únicamente de volver a encerrarse en el despacho. Daban las doce, la una, las tres de la madrugada, y en vano su mujer le invitaba desde el lecho a descansar.

Jacinta no dormía tampoco. Transíala la inquietud, la tétrica y como insensata excitación de su marido. Si allá al amanecer lograba al fin que se acostase, sentíale dar vueltas junto a ella y encender la luz, a lo mejor, para tornar a la áspera obsesión de los estudios. En ocasiones, llamándola a la alcoba durante el día, o despertándola de noche, hacíala desnudarse o la desarropaba y descubría para ir adquiriendo en ella misma prácticas de percusión y auscultación. Poníale al aire la zona del corazón, del hígado, y allí, inclinado sobre el blanco y palpitante cuerpo de amorosa, trataba de perfeccionar su conocimiento normal de aquellas vísceras, por ver si al día siguiente podía con más destreza utilizarlo en el diagnóstico de la vieja infeliz cuyos edemas estorbábanle el examen.

-¡Mora, Jacinta, no sé nada! ¡Nada! -acababa por confesarla, en una explosión de llanto-. ¡Se muere esa mujer, y no puedo ni saber de qué se muere!

Llorando ella a su vez, al verle en tan profundo desconsuelo, trataba de calmarle:

-Pero, hombre, ¡de reúma al corazón! ¿No me lo has dicho?… ¡Además, de tantos años como tiene, que de algo la gente ha de morir!

-¡No, Jacinta, no! ¡Un médico, un médico que lo fuese de verdad, quizá la salvaría… y yo la estoy matando!

-¡Por Dios, Esteban, por Dios!

Estrechaban el abrazo y seguían llorando largamente.

Así solían quedarse dormidos, o a mejor decir, amodorrados. Esteban, sobre todo, en unas horas demasiado breves para la acerbidad de su sufrir; por impío contraste, soñaba con plácidos recuerdos de otras épocas… -y al despertar, las moscas y mosquitos, que no faltaban ni en invierno, y el mezquino cuarto de baja bóveda, parecido a un panteón y lleno por los tufos de la vela y del tanto fumar en los insomnios, volvíale a la impresión de sus angustias.

Se levantaba y se iba a la visita.

Una mañana, cuando al curar al niño del glaucoma alegrábase de ir oyéndole a su madre que se le habían calmado los dolores; cuando él atribuía el milagro a la instilación de cocaína dispuesta en la tarde anterior…, en cuanto separó los apósitos sufrió un espanto que le hizo empalidecer como ante un crimen. El ojo habíase vaciado; llenas las vendas de pus, no quedaba entre los párpados hundidos más que una úlcera afrentosa. Temblaba. Aunque tanto temió que aquel absceso se rompiese, acarreando la pérdida del ojo, el hecho en sí, ya consumado, el hecho, con su bruta realidad, venía a presentarle al pobre médico la cruda acusación de su ineptitud para evitarlo. Sorprendidos los parientes del chiquillo, pero aún más sorprendido Esteban de verlos al poco conformarse, casi celebrar que el incidente pusiera término al penar de la criatura, «ya que el ojo de nada le servía»… no por esto, que habríale sido bien estúpida disculpa, partió de allí con menos desaliento.

Para su baldón, quedaría en Palomas el niño aquél, el tuerto aquél, cada vez que se lo tropezara por las calles, igual que el Coguta, a quien habíale dejado torcidas las narices… Y ¡ah!, ¡cómo lo grotesco de tal consideración hízole sonreír con un sarcasmo que se le hundía por las entrañas! ¡Tragedia cómica, la suya…, en un ridículo macabro, que quizá ni a su propia bonísima Jacinta podría inspirarla una piedad sin menosprecios!…

Marchaba como un borracho. Hacía un espléndido sol, y lo veía turbio, cual si la luz fuese filtrada en los espacios por lúgubres crespones.

Entró a visitar a dos palúdicos de aquellos que incluso sabían mejor que él administrarse la quinina, y al salir vio que venía buscándole Román el tuerto barberillo, todo en prisas, según por todas partes danzaba siempre, con el lío de las navajas en la mano.

-Don Esteban, váyase de contao a casa de Juan, que está dede va pa cinco días mu malo con la fiebre.

-¿Qué Juan? ¿Con qué fiebre?

-El albañil. El de la Cuesta de los Cojos. Con la fiebre que anda. Yo pasaba, ¿sabe usté?… Me dio por mirá por la ventana, al oí una juelga de borrachos, y alargáronme un vaso de seguía…; entré y le vi en la cama, y los borrachos alreó…; pero Odulia, su mujé, que lloraba en er pasillo, me hizo señas y ma pedío que vaya usté en secreto, pues no quiere el bestia del marío; ¡y condiós, que me espera pa afeitalo el tío Retumba!

Partió Román, y Esteban tomó hacia la Cuesta de los Cojos.

La mujer, que esperábale en la puerta, le enteró de que su hombre había pasado la noche horriblemente, con un calor que se abrasaba, cantando, delirando, pegándola hasta que accedió a llevarle morcilla y vino, y poniéndose después a dar por todo el cuarto vueltas de carnero. Le pasó al cuarto. Acompañaban ahora a Juan tres amigos de taberna, y uno de ellos, el ex caminero Pascasio, alegre viejecito de babosa boca y ojos oscilantes, hacía el juego, coreado por los demás, a las burlas insensatas del enfermo, las cuales no supo Esteban si atribuir a su embriaguez o a sus delirios. Borrachos todos, como cubas. Tenían dos jarras de vino, y empeñábanse en que el médico bebiera. Creían el mostagán la única medicina digna de tal nombre.

Mientras Esteban le reconocía, a grandes gritos cantaba el Himno del Riego el albañil. La lengua veíasele negra y seca; los ojos hundidos y amarillos; marcó el termómetro 35 grados, a pesar de que ardían las manos y la frente del enfermo entre sudores pegajosos, y aparecía, en fin, de extrema gravedad la situación. El joven, después de recetar, se creyó en el caso de advertírselo a los compadres, recomendándoles silencio, y ellos contestáronle con afables risotadas:

-¡Echese un trago!

-¡Qué grave ni qué nada, naide, mientras vea usté que empina el codo, don Esteban!

-¡Así mos curamos nosotros, y denguno estamos muertos!

Quedáronse bailando y jaraneando en torno de la cama.

Esteban, nuevamente en la calle, llegó a temer que hubiese pronunciado su pronóstico con harta ligereza. Si la situación del albañil debiérase a la borrachera más que al mal, quería decirse que el mal habría cedido y que el enfermo pudiera hallarse bueno por la tarde. Entonces se mofarían del médico los tres compadres, cuyo instinto no habría hecho esta mañana más que festejar la mejoría.

El aspecto bufo, pues, de sus médicas funciones, tanto por la falta propia de un sólido criterio, cuanto por la estupidez de clientes tales como Juan el albañil, seguía envolviéndole en ridículo; y reíase, él, reíase también de él mismo, con tristezas infinitas, de ante mano despreciándose más que nadie le pudiese despreciar…

¡Nada como semejante sensación hubiera nunca concebido de espantoso!

Pero en casa de tía Justa, la mala suerte, la implacable suerte, pudo retonarle aún a la dramática intensidad de su tormento. La anciana agonizaba. Fijos los opacos ojos en el techo, hervía en su boca inerte el estertor de un lúgubre agujero. Alrededor de la cama veíase a su hijo, a las vecinas y al barbero Potes -quizá para la urgencia llamado porque ya del médico desconfiara todo el mundo. El tío Potes, con las gafas puestas y con su ademán heroico, pulsaba a la enferma, reloj en mano; y al ver a Esteban, le hizo sitio y le indicó:

-Hijito, hijito… ¡Esto se va!

Bajó la voz, y díjole en la oreja, como un secreto de lata ciencia que sólo debiesen escuchar los iniciados:

-¡Fumaba en pipa y ha dejado de fumar con unos vexicantes!

-¿Qué? -tuvo que inquirir el joven.

-Que, ¡nada, que fumaba… y mira, mira hijito!

Por su borrachera, que hacíase sentimental en las desgracias, el tío Potes tuteaba a Esteban. Aludía a la soplante respiración del coma que la enferma había tenido, y a las cantáridas puestas en los pies.

El médico, consternadísimo, sin saber qué hacerse, pero resuelto a pelear por sus últimos prestigios con una comedia de relumbrón y de aparato, aplicó el termómetro, investigó la reacción de las pupilas a la luz, por medio de una lupa, y púsose a auscultar, últimamente. El fonendoscopio, con sus níqueles y sus rojos auditivos, causaba siempre efecto extraordinario.

-Hijito, hijito… -volvió a decirle solemnísimo el tío Potes-, ¿te parece a ti… le parece a usted… que le establezcamos a la enferma unas almorranas artísticas…, y la Unción, si le parece también a la familia?

-¿Qué? -tuvo nuevamente Esteban que indagar ante aquel sibilítico lenguaje.

Y hubiérase reído, a no impedirlo sus angustias. El tío Potes quería decir unas hemorroides artificiales, valiéndose del acíbar, y además los Santos Oleos.

Aceptó la idea de éstos, púsole a la enferma una inyección hipodérmica de éter, y se apresuró a alejarse de la estancia fúnebre en que un ignorantísimo barbero, y él, todavía más ignorante, así, con una tan risible como criminal impunidad, jugaban entre los incautos aldeanos a la muerte y a la vida.

Acabó de cualquier modo la visita, y fue a encerrarse en su despacho. No estudiaba… ¿a qué?… Sabíase vencido y agotado. A ratos lloraba; y en otros, al sentir a su mujer, que no cesaba de entrar a consolarle, quedábase en los éxtasis de una fija calma de locura.

-¡Vete, Jacinta, vete! ¡Dejame estudiar!

Abría el libro; y ella, con desolación tremenda, se recogía con Nora en la sala para rezar juntas el rosario, pidiéndole a Dios el término de tanto sufrimiento.

El murmullo del rezo iba creciendo en su fervor, y Esteban, a través de las puertas, escuchábalo como una oración fúnebre por todos. La ruina, sí, de su familia. El llanto o la vocecita del niño alguna vez, saltando sobre el clamor de la plegaria, clavábasele en el pecho como una inculpación de la inocencia. ¿Qué iba a ser del pobre ángel? ¿Por qué, incapaz él de sostenerla, creó esta vida de belleza y de candor?

Le echarían del pueblo. Iríanse a vivir o a morir como mendigos. Por la casa se tendían tétricas sombras según iba, allá en la suya, muriéndose la anciana.

Lo que predominaba en la desolación de Esteban era su áspera sensación de criminal cobarde, de hipócrita asesino. Tan cobarde, que se alegraba, al menos, de ver cómo iba transcurriendo el día, el día eterno, el día cruel, sin que le llamasen más, siquiera, para ver a aquella mujer que agonizaba. Tan hipócrita, que cuando noches atrás propúsole al hijo de ella una consulta, y éste se excusó por su confianza en él y su falta de recursos, no supo decidirse a pagarla de su bolsillo tras la neta confesión de que hacía falta para no dejar morir a un ser humano como a un perro. ¡No, pospuso al egoísmo de su crédito la vida de la enferma!

Había sido un desastre la comida. Comieron lágrimas y amarguras de sus bocas Jacinta y él; y Nora, también llorando, retiraba íntegros los platos. Luego volvió Esteban a encerrarse. Siempre con el libro abierto, en disculpa de su insano afán de soledad, fumaba mucho y miraba volar las moscas, cuyo monótono zumbido adormecíale la conciencia. La faz desencajada de tía Justa no se le borraba de delante de los ojos.

[…]

Para conversar y analizar

  1. Los dos casos médicos que vemos aquí tienen que ver con una anciana y un chico. Describa lo que sufre cada uno – los síntomas y la reacción del médico.
  2. ¿Qué es la actitud de Esteban frente a los problemas de salud que enfrenta en el pueblo? ¿Cuáles son unas palabras que se emplean para describir su situación?
  3. Haga una lista de las terminología médica que se emplea en esta selección. ¿Les parece parte del realismo incluirlo? Por el empleo de palabras y las técnicas mencionadas, ¿hay evidencia que esta narrativa tiene lugar al principio del siglo 20?
  4. ¿Podrían hacer comparaciones entre la situación del médico aquí y otras situaciones que conocen (o por la lectura o por la experiencia)? ¿Es más semejante a cuál otra obra que hemos visto hasta el momento (y por qué)?
  5. ¿Tienen unas ideas acerca de lo que podría hacer Esteban para enfrentar mejor esta situación?

 

“Oda al laboratorista” (Chile 1954) de Pablo Neruda

Mural de Pablo Neruda (1904-1973) en Santiago de Chile. Foto tomada por Rafa Alves 30 de marzo 2012

Pablo Neruda es el seudónimo de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes (1904-1973) que nació en Parral, Chile, una ciudad 350 kilómetros al sur de la capital Santiago. Neruda, uno de los poetas latinoamericanos más conocidos mundialmente, representó a Chile como diplomático en varios lugares. En España en 1936 declaró apoyo al lado de los republicanos contra los fascistas; en París organizó un congreso de escritores antifascistas. En 1944 cuando volvió a Chile se unió al partido comunista y siguió involucrado en la política todo el resto de su vida. En 1971 recibió el Premio Nobel de Literatura y en 1973 murió de un infarto poco después del golpe de estado contra el presidente de Chile Salvador Allende. Sin embargo, ha habido sospechas acerca de su muerte y en 2023 hubo un informe que indica que la muerte no fue natural (New York Times 02/15/23).  Sus libros de poesía mejor conocidos son Residencia en la tierra (1925-1935) y Canto general (1950); este último trata la historia de América latina en la forma de un poema épico.

“Oda al laboratorista” apareció en el libro Odas elementales (1954). Con él, Neruda introduce una nueva forma de poesía dentro de su obra, que busca la belleza en las cosas de todos los días. Para esta nueva visión Neruda usa la forma de la oda, heredada de los griegos, especialmente su carácter de celebración y, como en la forma griega, la estructura en tres partes. Neruda escribe sus odas utilizando lenguaje llano para un público amplio. Escribió odas al tomate, a la alcachofa y a la cebolla, al aire, al fuego, a la lluvia, a la alegría y a la claridad y al hombre invisible, entre otros temas. Muchas de sus odas tienen contenido social.

En “Oda al laboratorista”, el humilde laboratorista trabaja solo con su microscopio, estudiando las muestras de sangre, semen y orines que llevan a la diagnosis de enfermedades. Preste atención al modo en que la oda describe al laboratorista y a su trabajo científico y cómo su labor caracteriza este aspecto científico de la medicina.

Prepárese

  • Como la poesía muchas veces tiene elementos orales, busque en el Internet y escuche una grabación de Neruda leyendo alguno de sus poemas.
  • Busque imágenes de sangre, semen y orinas bajo el microscopio. ¿Qué es lo que un o una laboratorista busca en estas imágenes? Y si usara su imaginación creativa, ¿qué podría ver en ellas?
  • Mientras lea el poema, forme con el ojo de la mente las imágenes que el poeta describe. Preste atención a lo que usted piensa y siente al leer las metáforas que usa.
  • Preste atención a las tres partes del poema. ¿Qué diferencia cada parte de las otras? La segunda parte comienza con el verso “Un nimbo negro” y la tercera parte comienza con los versos “Luego / el descubridor”.

Para leer

Pablo Neruda, “Oda al laboratorista.” Selected Odes of Pablo Neruda, with translations by Margaret Sayers Peden, University of California Press, 2011, pp. 66–71. Google Books.

Se puede leer “Oda al laboratorista” en el sitio de la Fundación para el Conocimiento Madrid.

Para conversar y analizar

  1. Hay varias entidades principales en el poema: el laboratorista, el laboratorio, el cuerpo humano y la enfermedad. ¿Cuáles cualidades le da el poema a cada una? ¿Cómo funciona el lenguaje poético para darles sentido a estos elementos, especialmente la imagen, la metáfora y el mito?
  2. Un campo semántico es un grupo de palabras que se relacionan entre sí por tener significados en común. Por ejemplo, las palabras asiento, banquete, butaca, silla, sillón, sofá y taburete forman un campo semántico porque todas se refieren a muebles en que se sienta. ¿Cuáles son algunos campos semánticos evidentes en el poema y qué contribuyen a su significado?
  3. ¿Cuáles recursos poéticos predominan en el poema? ¿Qué efecto expresivo tienen? ¿Cuáles son los más expresivos en este poema?
  4. ¿Cómo caracteriza el poema la actividad de la medicina?
  5. “Oda al laboratorista” tiene tres secciones, marcadas por un espacio entre cada sección. ¿Qué hace el laboratorista en cada una de las secciones?

 

Puliwen ñi Pewma. Sueños de un amanecer (Chile 2002) de María Isabel Lara Millapan

La profesora universitaria y poetisa mapuche chilena María Lara Millapandurante la mesa de lectura de poetas mujeres indígenas en la Feria Internacional del Libro de Santiago. Sala Pedro de la Barra de la Centro Cultural Estación Mapocho, 04.11.2016

Los siguientes poemas son una selección del libro Puliwen ñi Pewma. Sueños de un amanecer (2002) de la poeta María Isabel Lara Millapan. Lara Millapan nació en la comunidad mapuche Chihuimpilli en la comuna de Freire, 30 kilómetros al sur de Temuco, Chile. Estudió Educación en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde hoy es profesora. Hizo su doctorado en Didáctica de la Lengua y Literatura en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Los mapuches resistieron la dominación española por más de 350 años. Hoy existen más de un millón de personas que se identifican como mapuches y que viven en Chile y Argentina. Continúa una fuerte actividad política entre esta población que sufre altas tasas de pobreza y constantes presiones y ataques contra su control de tierras y recursos.

Cuando era niña, Lara Millapan aprendió de su madre y sus tíos abuelos a “observar y a escuchar la tierra, conocer el nombre de los árboles, observar las estrellas, y ver cómo se presentaría el tiempo al día siguiente, a sentir el viento, la naturaleza”. En 2002, publicó su primer libro de poesía, Puliwen ñi Pewma. Sueños de un amanecer, en mapudungun, el idioma de los mapuche, y en español. En 2014 publicó su libro Kimün, que enseña mapudungun a los niños por medio de la literatura.

Lara Millapan participa en un florecimiento de la poesía mapuche que fue introducida a la cultura impresa con el primer libro del poeta Leonel Lienlaf, Se ha despertado el ave de mi corazón (1989). El idioma mapudungun fue marginado de la cultura dominante hispana por siglos, a pesar de que lo hablan hoy más de 200,000 personas. El mismo nombre “mapudungun” crea una relación entre los conceptos de territorio, naturaleza y sonido. Estas relaciones también se encuentran en el libro de Lara Millapan.

Los siguientes poemas tratan de la vida, la salud, la enfermedad y la medicina. La medicina mapuche une la relación con el mundo natural con la práctica espiritual. El sentido sagrado de la vida es integral a los conceptos y experiencia mapuches del cuerpo y alma, de la salud y de la enfermedad. El estado de salud requiere el equilibrio entre el ser humano, la naturaleza, y lo sobrenatural. El equilibrio se da entre energía positiva y negativa y entre “el individuo, su comunidad y la naturaleza”. Cuando hay una transgresión de estas relaciones de equilibrio, cuando el alma y el cuerpo no funcionan “como una sola voluntad de ser y hacer, con una única e íntegra intención” el desequilibrio permite entrar la enfermedad en el cuerpo. Además de formar parte del equilibrio necesario para la salud humana, la naturaleza también provee plantas medicinales para los rituales de sanación. Estas creencias y prácticas culturales acerca del cuerpo y de la salud son centrales a los poemas de Millapan.

Prepárese

  • Busque en el Internet videos de los poetas mapuches, leyendo su poesía en mapudungun y escuche al mapundungun para familiarizarse con el ritmo y sonido del lenguaje.
  • Los poemas que siguen tienen nombres que se refieren a elementos naturales y a procesos humanos: pewma/sueño; kintu/visión; foye/árbol sagrado con propiedades antibacterianas y cicatrizantes; aliwen/otro árbol. Los versos hablan de la comunicación entre la voz poética y la naturaleza. ¿Cómo podrían relacionarse estos temas con un concepto de la medicina? Para usted, ¿la naturaleza juega un papel en su salud y enfermedad? ¿Cómo?
  • OJO: Es especialmente importante leer las notas al pie de página para poder entender los poemas, por su uso de palabras en mapundugun. También hay que tomar en cuenta que estas notas fueron añadidas en Para vivir con salud, pero en la publicación original la poeta no las ha puesto. ¿Por qué piensa que la autora no incluye la traducción ni notas en el original?
  • Aunque usted no sepa leer mapundugun, ¿por qué podría ser importante incluir los poemas en mapundugun aquí?

María Isabel Lara Millapan, poemas de Puliwen ñi pewma. Sueños de un amanecer (2002)[23]

PEWMA

Anümka ñi rarakun
Lleniey üñüm ñi dungun,
Apon küyen
Niey tami rakiduam,
Puliwen tami llellipun
Pülef mawun mew,
Fey kürüf niey tami ülkantun
Inaltu lewfu püle.

PEWMA

El susurro de los árboles
Tiene el mensaje de las aves,
La luna llena, tiene tu pensamiento,
El amanecer tus ruegos
En la llovizna, y el aire
Tu voz que canta a orillas del río.

KINTU

Tripan ñi trekayal mawida püle
Ramtufin kürüf
ñi elkünüken ñi dungun anümka mew,
Kiman rayüle folil
Pünchonule pewma,
Kiñetule taiñ dungun
Ka mapu elkenoelyinmew pu trafia.

Wiñotuayin may taiñ ültantun mew,
Tripapale antü
Kayi choyüpe mawida
Fey dañeaiñ taiñ püllü,
Ka mongeaiñ
Inaltu lewfu
Dunguaiñ üñüm engo
Nütüaiñ taiñ tremolketuelchi tapül
Antü ñi kutran mew
Fewla inchiñ taiñ kidu ngetual.

KINTU

He salido a caminar por las montañas
Y he preguntado al viento
Si guarda su voz entre los árboles
Entenderé cuando florezcan sus raíces
Y no se marchiten los sueños,
Cuando se unan nuestras palabras
Y no nos distancie la tarde.

Hemos de retornar entonces con nuestros cantos,
Cuando salga el sol,
Hemos de permitir germinar el bosque
Y anidar en la tierra nuestro espíritu,
Para volver a vivir cerca de los ríos
Hablar con las aves
Palpar las hojas que sanan el dolor del tiempo
Cuando queremos ser nosotros mismos.

INCHE TAÑI PEWMA

Inche tañi foye
Tañi pu küwü dipufi tami pu tapül
Wangülen ñi ñüküf mew.

Küyen ñi rüpü mew
Trafmenew tami pu folil, pilkach, rayen ka ngefûn,
Fey trekan tami mongen mew
Tañi piwke ñi pu lemuntu püle.

FOYE MÍO

Foye mío
Mis manos han alcanzado tus hojas
En el misterio de las estrellas.

En el camino de la luna
Me vinieron a encontrar tus raíces, ramas,
Flores y frutos,
Y caminé con tu vida
Hasta los bosques de mi corazón.

ALIWEN

Ilkaluwan pu aliwen mew
Fey nütrimkayan trukur engo
Ñi pelom trekan
Yeniey tañi pu che ñi dungun.

Ilkaluwan rangintu mawida ñi rayen mew,
Katruna kuyfi pewma, liftuan ñi rakiduam
Külon tapul engo.

ALIWEN

Me refugiaré entre los árboles más antiguos
Y hablaré con la neblina,
Su paso visible e invisible
Tiene la imagen de lo sagrado de mi pueblo.

Me refugiaré entre las flores de la montaña,
Cortaré el lejano sueño y despejaré mi
Pensamiento con hojas de maqui.

 

 

Para conversar y analizar

  1. ¿Cómo reacciona usted intelectualmente a los poemas? ¿Qué efectos cree usted que los poemas buscan evocar en el público?
  2. ¿Cómo se representa el conocimiento en los poemas? ¿Qué tipo de conocimiento hay? ¿Cómo se llega a ese conocimiento?
  3. ¿Cuáles imágenes parecen representar la salud? ¿Qué elementos incluye la salud en estos poemas? ¿La concepción es similar a la manera en que usted concibe de la salud?
  4. ¿Cómo se relacionan la voz poética, la naturaleza, el conocimiento y la medicina?
  5. ¿Cómo sugiere el último poema las relaciones que existen entre la comunidad y la salud?
  6. ¿Cómo difiere del conocimiento de la salud y la medicina aquí al de “Oda a un laboratorista”?

Casas de fuego, Dir. Juan Bautista Stagnaro (Argentina 1995)

Casas de fuego (1995) es una película argentina del director Juan Bautista Stagnaro. Representa la lucha del Dr. Salvador Mazza contra el mal de Chagas en el Noroeste de la Argentina en los años 1920. Es una película biográfica e histórica, que como toda película biográfica ficcionaliza aspectos de su tema por motivos artísticos. Fue producida por el Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales, Juan Bautista Stagnaro, y Aleph Producciones. Ganó múltiples premios, incluso el premio especial del jurado del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, La Habana (Cuba) 1995; fue nominada por mejor película en el Festival de Cine de Gramado (Brasil) 1995 y en el XX Festival de Cine Latinoamericano de Trieste (Italia).

La enfermedad de chagas “es incluida por Médicos sin Fronteras, junto con otras cuatro, en un grupo que denominan ‘enfermedades olvidadas’, que se caracterizan por presentar las siguientes peculiaridades: estar presentes mayoritariamente en países en vías de desarrollo y afectar a millones de personas y a pesar de ello, ser las grandes olvidadas de la industria farmacéutica por tener un tratamiento caro, ineficaz o inexistente.” [24]

El Dr. Salvador Mazza identificó y combatió la enfermedad de Chagas en la región de Jujuy, en el noroeste de la Argentina. Es una región pobre y aislada, lejos de la capital de Buenos Aires. Su lucha se entiende mejor en el contexto de la compleja política cultural de la Argentina a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Al quitar al dictador Juan Manuel de Rosas del poder en 1852, el Partido Autonomista Nacional (PAN) buscaba convertir la Argentina en una nación europea: privilegiaron una identidad blanca y rechazaron el valor de las culturas indígenas. Antes de ser elegido presidente, el general Julio A. Roca había dirigido una campaña de exterminación contra los indígenas del sur de la Argentina. Las regiones más afectadas por el mal de Chagas fueron las provincias del noroeste de alta población indígena: eran regiones que no les importaban al PAN y a los científicos que dominaban la academia en Buenos Aires. Sin embargo, a mediados de la década de 1910, sectores de la élite regional del noroeste del país, que basaban la identidad nacional en los criollos y el valor simbólico de los indígenas, abrieron posibilidades para la Misión de Estudios de Patología Regional que inició Mazza en 1926.

Las películas biográficas no siempre son absolutamente fieles a la realidad histórica. Lea la siguiente crítica y reflexione sobre cómo usted respondería al Dr. Jörg. En 1997, salió en la Revista da Sociedade Brasileira de Medicina Tropical una carta al editor de Miguel Eduardo Jörg, Doctor en Ciencias y en Medicina, que dirigió la Misión de Estudios de Patología Regional Argentina (MEPRA) después de la muerte de Mazza. En su carta critica las ficcionalizaciones de la película.

Ha sido armada sobre la base de innúmeras falsedades, con personajes inexistentes en la realidad, escenas irreales deformación de incidentes y personas triviales dando contornos seudo-pasionales, trastocando las relaciones matrimoniales del protagonista, con absurdos, como la quemazón de ranchos para eliminar las vinchucas [las vinchunchas son los insectos considerados responsables de transmitir la enfermedad de Chagas; se conocen como “kissing bugs” en ingés]  (una situación que sólo se produjo cuando una epidemia de peste bubónica en Salta obligó a tal medida por razones epidemiológicas muy particulares). Incluso con un disparate atribuyendo la muerte de Mazza a enfermedad de Chagas (una suposición debidamente desmentida hace años, pues era leyenda armada sobre un falso electrocardiograma armado por un autor delirante) cuando por múltiples documentos se conoce que su muerte se debió a un infarto gigante de miocardio. Este relato fílmico configura‒pese a su declaración de versión libre lo que no justifica ni autoriza la mendacidad‒una verdadera situación de falseamiento histórico que es indispensable sea conocido por el público y el mundo profesional.[25]

Prepárese

  • Consulte un mapa de la Argentina para apreciar la distancia entre Buenos Aires, la capital de la Argentina, y Jujuy, la ciudad provincial donde el Dr. Mazza hizo mucho de su trabajo sobre el Mal de Chagas. Haga investigación en el Internet de las etnias o demografía de Jujuy, Salta y Buenos Aires. ¿Cuáles diferencias percibe usted en la representación de cada región?
  • Tomando en cuenta la información de esta introducción, ¿qué tipo de historia espera usted? ¿Quiénes serán los protagonistas? ¿Cuáles serán los conflictos que hay que resolver?
  • Vea el siguiente video en que se escucha la voz de una mujer argentina de un pueblo rural, en que habla de su experiencia con el mal de Chagas:

 

https://www.youtube.com/watch?v=A6yWNBytu3U

Para conversar y analizar

  1. ¿Cuál es la interpretación que da la película de las barreras de acceso a servicios de salud en Jujuy en relación al mal de Chagas?
  2. ¿Cómo entran las relaciones socioeconómicas y el poder político a nivel nacional e internacional en el mal de Chagas, según la película?
  3. Piense en la estructura de la trama: ¿cuál es el significado que la trama le da al problema de la enfermedad y la falta de acceso a la salud y su solución?
  4. Piense en la película como una película biográfica (biopic). ¿Cómo caracteriza la película al Dr. Mazza? ¿Cómo afecta el hecho de que es una película biográfica a la interpretación del conflicto y su resolución?
  5. ¿Cómo respondería Usted a la crítica del Dr. Jörg?
  6. ¿Cómo utiliza la película el lenguaje cinematográfico para conmover al público?

Atribuciones de los medios


  1. Edmund D, Pellegrino and David C Thomasma. A Philosophical Basis of Medical Practice: Toward a Philosophy and Ethic of the Healing Professions. Oxford UP, 1980, p. 5., traducción de Kathryn McKnight.
  2. Alejandro Díaz Mujica et. al., "Conceptos de enfermedad y sanación e la cosmovisión mapuche e impacto de la cultura occidental”, Ciencia y Enfermería, Web., vol. 10, no. 1, junio de 2004, pp. 9-16, consultado 23 junio 2019. https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-95532004000100002&lng=en. http://dx.doi.org/10.4067/S0717-95532004000100002
  3. Charon, Rita. Narrative Medicine: Honoring the Stories of Illness. Oxford; New York: Oxford UP, 2006, p. 87.
  4. Puustinen, R, et al. "Medicine and the Humanities--Theoretical and Methodological Issues." Medical Humanities, no. 2, 2003, p. 77.
  5. Chapter 16 “Philosophy and the Medical Humanities” by Martyn Evans en Medical Humanities, p. 77.
  6. Ver "Humoral Theory," Contagion. Historical Views of Diseases and Epidemics. Harvard University Library Open Collections Program.
  7. Aurora Salvatierra, "Un poema médico de 'Abraham 'ibn 'Ezra', Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, vol. 40, no. 2, 1991, pp. 71-85.
  8. Tzvi Langermann, "Abraham Ibn Ezra", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter 2016 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = <https://plato.stanford.edu/archives/win2016/entries/ibn-ezra/>.
  9. Aurora Salvatierra, “Un poema médico de ‘Abraham ‘Ibn ‘Ezra’, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, vol. 40, no. 2, 1991, pp. 71-85. Las glosas están informadas por las notas de Salvatierra. Incluido con permiso de la revista.
  10. Los puerros se recomiendan contra la retención de orina.
  11. La bilis negra puede causar melancolía.
  12. Bebida que se tomaba para problemas de los ojos.
  13. La locura
  14. Se refiere, aquí, a Israel.
  15. Podría referirse a las lágrimas causadas por las alergias.
  16. Debes purgarte.
  17. A veces conocida por bilis amarilla
  18. Libro segundo de relaciones de causas de fe del Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias, INQUISICIÓN, L.1021, 1638-1655, Archivo Histórico Nacional, Madrid, fol. 340.
  19. Mateo de Arará no habla lo suficientemente bien el español para comunicarse directamente con los Inquisidores.
  20. El Nuevo Reino de Granada, lo que es hoy Colombia.
  21. A town on the Magdalena River
  22. Vomitaron
  23. En Poetry of the Earth: Trilingual Mapuche Anthology. Edited by Jaime Luis Huenún. Trans. Víctor Cifuentes Palacios, et al. Interactive Publications, 2014. Incluido con permiso de Interactive Publications
  24. Laura María Moratal Ibáñez, et. al., "Mal de Chagas: la enfermedad de la pobreza, Casas de fuego (1995)", Revista de medicina y cine, vol. 2, no. 2, abril de 2006.
  25. Revista da Sociedade Brasileira de Medicina Tropical, vol. 30, no. 3, May/June 1997, doi.org/10.1590/S0037-86821997000300014
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